Fenollar, Castellví y Vinyoles: ajedrez en la calle
En 1903, junto a los Jerónimo Muñoz, Pedro Antonio Beuter y Jaime Gasull, aparece por primera vez en una relación toponímica del Ayuntamiento de Valencia, el nombre de uno de los poetas valencianos más prestigiosos del siglo XV: Mossén Bernat Fenollar

Valencia
A principios del siglo XX, el callejero de Valencia seguía siendo un verdadero galimatías debido al gran número de calles sin rotular oficialmente, con nombres duplicados y con numeraciones irregulares. Por ello y con la intención de resolver todos estos problemas del nomenclátor, la comisión de estadística redactó en 1903 un proyecto para la rotulación de calles y la numeración de casas, donde, entre otras cosas, proponía una serie de personajes ilustres valencianos susceptibles de rotular alguna de las calles que carecían de nombre o lo tenían repetido.
En aquella lista de 1903, junto a los Jerónimo Muñoz, Pedro Antonio Beuter y Jaime Gasull, entre otros, aparece por primera vez en una relación toponímica del Ayuntamiento de Valencia, el nombre de uno de los poetas valencianos más prestigiosos del siglo XV, el Siglo de Oro de nuestra cultura patria: Mossén Bernat Fenollar (o Bernardo Fenollar tal y como viene escrito en el documento), padre, junto a Narcís Vinyoles y Francí de Castellví, de las reglas actuales del ajedrez.
Bernat Fenollar, al igual que muchos otros poetas y escritores valencianos de los siglos XV y XVI, forma parte de nuestro nomenclátor de manera indiscutible por protagonizar aquel gran movimiento cultural que supuso la Edad de Oro de las letras valencianas. Pero no solo eso. Desde que su nombre fuese propuesto para rotular una calle en Valencia, también se descubrió que en el bello poema Scachs d’Amor, escrito por Fenollar junto a Vinyoles y Castellví, se describe por primera vez una nueva forma de jugar al ajedrez, nada más y nada menos que la forma en la que se juega actualmente.
LAS CALLES DE FENOLLAR, CASTELLVÍ Y VINYOLES
Como acabo de comentar, Bernat Fenollar fue propuesto ya en 1903 para dar nombre a la Plaza de la Iglesia, que se encontraba duplicada en varios barrios y pedanías de la ciudad, pero aquel proyecto no cuajó. Sin embargo, inmediatamente después de la Guerra Civil el cronista Salvador Carreres volvió a rescatar parte de aquel proyecto y de aquellos nombres que surgieron a principios de siglo y que no habían sido sancionados para, esta vez sí, nombrar varias calles de Valencia. Así, en 1940 se rotuló con el nombre de Mossén Fenollar una calle que cerca de Patraix unía las de Cuenca y Jesús, y que era conocida como Momparler, por ser de esta familia los terrenos sobre los que se asentaba esta nueva zona de la ciudad. El mismo apellido Momparler daba nombre a otra calle de la ciudad y por eso fue sustituido por el de Fenollar.
Sin embargo, y dentro de la ceremonia de la confusión en la que en muchos periodos se ha convertido el nomenclátor callejero de nuestra ciudad, de nuevo en 1974 fue propuesto el nombre de Bernat Fenollar para dar nombre a una calle sin reparar en que la calle de Mossén Fenollar ya existía y que hacía referencia al mismo insigne poeta valenciano. Pero nadie, efectivamente, reparó en ello y esta vez bajo el nombre de Bernat Fenollar se rotuló otra calle en el barrio de la Vega Baixa, cerca de la Plaza Xúquer.
Los otros dos autores que participaron en la redacción de Scachs d’Amor tuvieron suerte dispar en nuestro nomenclátor. Francí (o Francesc de Castellví) pertenecía a una aristocrática familia valenciana y fue señor de Benimuslem y Consejero Real de Fernando el Católico. Dos ramas de su familia tenían su casa solariega cerca de la Calle del Mar, en una calle conocida como Ave María, pero que el pueblo acabó bautizando como Carrer dels Castellvins, por estar estas familias allí asentadas. En la actualidad, este pequeño callejón que une las calles del Mar y de la Paz mantiene el nombre de Castellvins.
Por otro lado, Narcís Vinyoles también fue un personaje destacado de aquella Valencia esplendorosa del siglo XV. Político y de familia de juristas, Vinyoles ocupó importantes cargos en la ciudad, sin embargo no existe ningún rastro suyo en nuestro nomenclátor. A decir verdad, Luis Cebrián propuso su nombre en un informe de 1927 para rotular una calle con nombre vulgar en el distrito del Museo. Pero tampoco se llevó a cabo y Narcís Vinyoles nunca ha llegado a rotular una calle de la ciudad. Su consideración como traidor a la patria, por ser el primer escritor valenciano en escribir en castellano, podría explicar esta ausencia del nomenclátor.
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