‘Seres de luz’

Los Barrios

Existe un maravilloso pequeño gran mundo que me apasiona porque le proporciona a este desengañado y desgastado viejo mundo el sentido y la ternura que a veces, por mucho que deseas encontrar, no hallas. Un mundo cargado de color de futuro sin apenas matices oscuros de pasado. Con el que hay que tener mucho cuidado cuando lo intentamos asediar con guerras que no son las suyas. Un mundo nuevo, floreciente, primaveral y delicado. Un mundo habitado por seres que creen en los pequeños milagros de cada día sembrando una semilla que les brota de dentro ya sea en forma de palabra, de sonrisa o de caricia. Un mundo en el que viví y al que no quiero ni debo renunciar. Y es este mundo, el de los niños, el que me recuerda día a día a la niña que todavía me habita dentro.

A los niños, afortunadamente, no se les debe querer a escondidas. Hay que decírselo continuamente, repetírselo para que lo sepan ya que aunque los adultos le demos mucha importancia al fracaso escolar el auténtico fracaso para ellos, a esas edades, es el afectivo, el no ser comprendidos, escuchados y atendidos.

“Sus almas habitan en la casa del lejano futuro cerrada para nosotros, cerradas incluso para nuestros sueños. No intentemos hacerlos como nosotros sino más bien esforcémonos en ser como ellos”.

Debo reconocer que tengo la gran fortuna de dar un paso más y seguir aprendiendo de y con ellos al iniciar un viaje apasionante con veintiséis niños y niñas del municipio de Los Barrios en un proyecto al que he llamado Bosque de palabras. El Concejal de Bibliotecas, Manuel Molina, confiando una vez más en mí, lo cual agradezco, me ofrece la posibilidad de impartir este bello proyecto y usar como espacio de trabajo la biblioteca municipal. Qué mejor lugar que ese para hacerles sentir que todas las historias son posibles, no solo las que lean sino también las que ellos mismos creen. Cuando despertamos en ellos su creatividad les ayudamos a reconocer sus capacidades y a organizar su universo.

De los niños hay que cuidar principalmente sus emociones; así que espero estar a la altura de su pureza, de su potencial creativo y, principalmente, de sus corazones.