Un comercio fuerte hace una ciudad fuerte

Palencia

Recientemente me encontraba con una conocida que tiene su establecimiento en el Patio Castaño y que con gran pesar me decía que se están quedando solos en esta calle. Tras el cierre de Las Calabazas llegó el de Tris pero previamente otros locales de la zona ya habían echado la persiana, alguno después de muchos años de actividad. Ayer conocíamos además que Panadería San Roque también se ha visto obligada a cerrar.

Lo primero en lo que pienso cuando conozco este tipo de noticias es en los trabajadores, en las personas que se quedan en la calle. Y luego pienso en los responsables y me produce una terrible sensación reparar en que entre éstos últimos, no sólo están las instituciones y su falta de apoyo, las políticas del gobierno central que ahogan y desprotegen a los autónomos, además ahí nos encontramos todos, la sociedad entera.

Y es que si los consumidores no apostamos por nuestros comercios, por nuestros productos, por nuestra gente, repercutirá sobre nosotros mismos, ya lo está haciendo. Es obvio que la crisis ha sido devastadora y que nos ha metido en una rueda imparable en la que el consumo se ha retraído arrastrando a todo tipo de negocios. Pero hay otros motivos, las compras en internet, una competitividad feroz que nos llega por mil y una vías y la oferta de productos en distintas plataformas, que aprovechando la crisis no sólo bajan los precios sino que se dejan la calidad por el camino.

Aquí es donde debería entrar el sentido común del consumidor. Todos hemos comprado en alguna ocasión en otras ciudades o hemos aprovechado una oferta a través de tiendas on-line, pero ¿es necesario hacerlo por sistema? ¿sin pensar si realmente esa compra nos beneficia en algo por mínimo que sea?

No entiendo a quienes se justifican diciendo que en el comercio de aquí no reciben el trato que les gustaría, los que generalizan con esto han debido tener muy mala suerte, porque es curioso, a mí me ocurre justo lo contrario. Tampoco comprendo la excusa de un supuesto ahorro que demasiadas veces es ínfimo y también en muchos casos, supone sacrificar gran parte de la calidad del producto o pagar la gasolina hasta otra provincia.

El que no quiera verlo como un ejercicio de responsabilidad o solidaridad no está obligado, pero seguramente lo vean más claro cuando se quejen de que aquí no encuentran lo que buscan, que nuestras calles están muertas, que en Palencia no hay trabajo o cuando se quejen de la despoblación. Porque todo esto está estrechamente relacionado con un comercio débil.

Si no queremos oír más noticias sobre cierres, deberíamos empezar por poner nuestro granito de arena. Comprar en nuestra ciudad, en nuestros barrios, no sólo fortalece el comercio sino que también hace a Palencia más fuerte. Comprar aquí nos beneficia a todos.