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Páginas de mi desván

Vecinos de toda Cuenca poblaron “Las Quinientas” un lluvioso día de noviembre

En el espacio 'Páginas de mi desván', con José Vicente Ávila, recordamos cómo se creó y cómo se pobló el barrio de Obispo Laplana hace 56 años

JV Ávila

Cuenca

Una de las barriadas más singulares y populosas de la ciudad de Cuenca es la del “Obispo Laplana”, más conocida en el habla popular como la de “Las Quinientas”. Cincuenta y seis años se han cumplido de la inauguración del entonces conocido como Poblado de Absorción, el 16 de noviembre de 1960. Este martes, en Páginas de mi Desván, José Vicente Ávila titula “Vecinos de toda Cuenca poblaron Las Quinientas un lluvioso día de noviembre”, en el que como escribía el vecino Ángel Torres cincuenta años después, “a pesar de la lluvia, la emoción era tan grande que muchos lloramos más que el agua de las nubes”.

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Páginas de mi desván - Las Quinientas

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En esa década de los cincuenta la ciudad de Cuenca se dividía en cuatro cuarteles: el Casco Antiguo; Los Tiradores y sus anejos; San Antón con la Guindalera y el centro urbano, que prácticamente concluía en la Ventilla y Cuatro Caminos. Por ahí terminaba la ciudad arriscada a su Casco Antiguo entre San Antón y Tiradores y otras zonas de barrizales y casas de hortelanos que miraban al Moscas. Era la época de los Poblados de Absorción, que intentaba acabar con las viejas casas faltas de higiene. Le tocó al alcalde de entonces, Jesús Moya, tirar del carro de la vivienda, y en ese propósito salió adelante con no pocas dificultades. Como bien escribía Joaquín Saúl García Marchante, en un concienzudo trabajo sobre el Poblado Obispo Laplana, que se publicó en 1975 en la revista “Cuenca”, “en el verano de 1956 el problema del suburbio alcanzaba su punto álgido en toda España, y la respuesta oficial, como primera medida concreta, era la construcción de los Poblados de Absorción dirigidos a acoger a los chabolistas”.

JV Ávila

JV Ávila

En el pleno municipal del 28 de diciembre de 1956 se aprobó el proyecto definitivo para el Poblado de 500 viviendas de tipo social, cuyo importe ascendía a la cantidad de treinta y dos millones y medio de pesetas, incluidas las viviendas, obras complementarias, urbanización y servicios, así como la expropiación de los terrenos necesarios. Tres meses después, el 27 de marzo de 1957, el Boletín Oficial del Estado publicó el concurso subasta de adjudicación de las obras por importe de 31.267.090 pesetas, poco más de un millón menos de lo establecido inicialmente. La construcción del Poblado, la iglesia, centros comerciales, el Grupo Escolar y el campo de deportes duró unos tres años (de junio de 1957 a junio de 1960). El arquitecto director de las obras fue Francisco León Meler; el aparejador, José Luis Ruiz del Olmo y el constructor Rodolfo Segarra, de Obras y Construcciones Segarra.

El 2 de septiembre de 1960 el Ayuntamiento de Cuenca, que figuraba como el titular de las viviendas, y por ello cobraba el contrato de arrendamiento, celebró un Pleno para adjudicar el medio millar de viviendas en base a distintos criterios de reserva forzosa, con varios apartados que vistos con la perspectiva del tiempo resultan bastante curiosos para el reparto: 1: Servicios. Personal sanitario, Sección Femenina y clero parroquial: cuatro viviendas. 2: Ocupantes de inmuebles de propiedad municipal, 70 beneficiarios; 3: Ocupantes de inmuebles por desalojo en razón de higiene y seguridad: 25 beneficiarios. Por ruina, 57 viviendas para vecinos de La Guindalera. 4: Desahuciados por rescisión de contrato, cese de servicios o jubilación: once beneficiarios y si había paridad, se echaba mano de excombatientes y orfandad. Grupo de Libre Opción, el resto de viviendas hasta completar las 500, o sea que quedaron 333 para ese resto.

En aquella ciudad de 27.000 habitantes, el número de solicitudes para poder vivir en el nuevo barrio fue de 1.223, que pasaron “un riguroso turno de inspección y comprobación”, según publicaba el diario “Ofensiva”. El 8 de septiembre, en plenas fiestas de San Julián, se publicó en el periódico local la lista significativa de los vecinos a los que se había adjudicado provisionalmente una vivienda, quedando agotada la edición. Se daban quince días de plazo para reclamaciones. Tras la aprobación de la lista definitiva, se constataba que vecinos de toda Cuenca iban a poblar el barrio alejado del centro. De San Antón a Tiradores, del Casco Antiguo a los arrabales de la ciudad; de Moralejos a la Casa de las Cerillas, y también desde el centro de la ciudad, comenzaba el éxodo para el nuevo Poblado, mirando hacia la carretera de Alcázar.

El 12 de noviembre se comunicó a los interesados, y en la prensa del domingo 13 se dio a conocer la noticia de que sería el miércoles día 16 el acto de inauguración y para ello el alcalde de turno, Bernardino Moreno, hizo una alocución en prensa y radio invitando a todo Cuenca al acto.

JV Ávila

JV Ávila

Y el Poblado luciendo banderitas, guirnaldas, arcos y hasta un cartel de ¡Viva Franco! Nueve meses de papeleos para el parto del comienzo de las obras y tres años de ladrillo más o menos especulador bastaron para que las 500 casitas blancas lucieran aquel 16 de noviembre de 1960, miércoles, nublado y luego lluvioso.

Luisja García

Luisja García

Licenciado en Periodismo en la Universidad Europea de Madrid. Redactor de Ser Cuenca y presentador de...

 

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