La mercería Àngela de Palma tiene 331 años de historia

Palma de Mallorca

Miquel Aguiló nos recibe en la mercería Àngela, un pequeño comercio en la calle Jaume II de Palma. Él es la undécima generación que ha heredado el negocio. Entre todos suman 331 años de historia familiar, más de tres siglos vendiendo botones, pañuelos e hilos de colores, y siendo testigos de la transformación de Ciutat. 

Miquel siempre había tenido curiosidad por saber cuándo se abrió la mercería, "pero mi padre no lo sabía y tampoco le interesaba", nos cuenta en una entrevista a Hoy Por Hoy Mallorca. "Hace 30 años encontré unos documentos abandonados en el sótano". Su padre le ordenó que los tirara; "pero no le hice caso", nos cuenta con una sonrisa nostálgica. Miquel guardó esos documentos durante dos décadas, hasta que un día, cuenta Miquel, "me dio por ver qué contenían y si podía averiguar algo de nuestra familia". Lo que nunca se imaginó es que aquella investigación se remontaría hasta 1685. Miquel Aguiló ha escrito un libro con la historia familiar en el que explica cómo ha sido el proceso de investigación que ha llevado a cabo. Y espera que se publique dentro de poco. 

Su padre nunca llegó a saber que los orígenes de la tienda eran del siglo XVI. Sin embargo, cuenta Miquel, "tampoco le importaba". "Una vez me dijo, Miquel, lo importante es que tú y yo sepamos que es muy antigua". Y con eso era suficiente. Pero gracias a esos papeles, a los que su padre nunca prestó atención y que estuvo a punto de tirar, le dieron la pista para indagar en la historia del negocio familiar. La familia Aguiló lleva más de tres siglos vendiendo botones, pañuelos, hilos y medias en la calle Jaume II de Palma. 

"Qui vulgui botiga que hi sigui"

Miquel Aguiló dice que existe un aura nostálgica en torno a los comercios emblemáticos, pero añade: "Solo resistiremos si la gente viene a comprar". En los últimos años han cerrado otras tiendas centenarias en el centro de Palma. En 2016, por ejemplo, ha cerrado Casa Roca y Can Ramón: "Eso te despierta un poco de miedo y ganas de seguir al mismo tiempo", explica el actual dueño de Mercería Àngela. A pesar de todo, Miquel tiene la intención de continuar al frente del negocio. Todavía no sabe qué harán sus hijos en un futuro. Les ha tanteado pero no les hace mucha ilusión ponerse detrás del mostrador. "Veremos qué nos depara la vida", concluye Miquel: "Yo a su edad tampoco me habría imaginado despachando botones". Y ya lleva 35 años de profesión.