Sano aburrimiento

Palencia

Últimamente me llaman la atención noticias, aquí en Palencia, que protagonizan jóvenes y adolescentes que se enmarcan en lo que podíamos llamar como actos vandálicos. Me vienen a la cabeza los que rompían retrovisores, los que quemaban contenedores, los que son llevados a urgencias en coma etílico, los que conducen sin control… y algunos más. Todos ellos con un perfil parecido, muy jóvenes en muchas ocasiones menores de edad y de familias de esas que llamamos “normales”.

Resulta difícil profundizar en los motivos que llevan a estos chavales a comportarse así, haciéndose daño ellos y como con ganas de castigar al conjunto de la sociedad. Es posible que las causas sean distintas en cada caso y probablemente sean un conjunto de varios factores pero hoy me pregunto si no tendrá que ver, al menos en parte, con el fenómeno del Aburrimiento.

A ver si soy capaz de explicarlo. A poco que preguntemos a nuestros hijos nos dicen que se aburren y es un estado que les genera como una desesperación muy molesta. Aburrirse les resulta inaceptable y con ello aumenta el riesgo de conductas antisociales o adictivas como el alcohol, la violencia, el juego o el estar enganchado a redes sociales o dispositivos de todo tipo y siempre intentando escapar a espacios artificiales donde combaten el aburrimiento a través anestesiar su atención.

Y me pregunto ¿cómo hemos llegado a esta situación? Pues no lo sé con seguridad pero sí que observo cómo desde muy pequeños a los niños les programamos un exhaustivo cuadrante de tareas y actividades que les corta su creatividad individual. Quizá les sobrecargamos de actividades externas para hacerlos competitivos (idiomas, deportes, música, academias…).

Al mismo tiempo desde niños, tanto la familia como la sociedad, les imponemos una presión y un ambiente social de consumo de productos en los que prima sobre todo lo lúdico como si la vida se tratará de un gran supermercado de la diversión: televisión, videojuegos, Internet, deportes de aventura, parques temáticos…etc. Lógicamente para estar dentro de este sistema hace falta dinero… y nos podemos encontrar con la paradoja que los chavales más aburridos son aquellos que tienen un poder adquisitivo medio o alto.

Si estamos de acuerdo con todo esto podemos llegar a la conclusión de que el aburrimiento nos ha sido robado y no nos paramos a pensar que puede ser una parte necesaria para nuestra vida. Bueno, al menos hasta cierto punto ya que creo representa una especie de “descanso” para que la mente se desconecte de lo cotidiano y dedique más tiempo a otras posibilidades.

Lo malo es que en la sociedad actual los padres proporcionan a sus hijos actividad constante, gratificación instantánea y entretenimientos complejos, enemigos del potencial creativo y de la libertad de pensamiento de los más pequeños. En cuanto bajamos el listón o simplemente no podemos mantener el ritmo de sobreestimulación, descubrimos el aburrimiento y no somos capaces de salir de él, no estamos entrenados y corremos el riego de de confundir la salida.

Ahí es donde enlazo con el comienzo del comentario, la frustración que puede generar el no saber estar sin una ocupación permanente y aunque parezca contradictorio, el no saber administrar el aburrimiento.