Disminuir el sufrimiento de la gente
Diego Peris reflexiona sobre la situación de pobreza que viven muchas familias a consecuencia del paro y de la pérdida de las ayudas públicas

Ciudad Real
La evolución económica de nuestro país en los últimos años ha llevado a una situación de pobreza a un número importante de familias. El desempleo y la pérdida de ayudas públicas a millones de personas han tenido como consecuencia que numerosas familias se encuentren en situaciones límites.
Se plantean necesidades básicas como la alimentación o la disponibilidad de recursos energéticos que requieren ayudas comunes atendidas en muchos casos por ONGS y colectivos de voluntariado que canalizan las ayudas públicas y privadas para que lleguen a los que las necesitan.
En materia de pobreza energética el gobierno de la nación puso en marcha el programa del llamado Bono Social; el gobierno regional de Castilla-La Mancha convoca ayudas, la Diputación provincial de Ciudad Real pone en marcha un programa de subvenciones, algunos ayuntamientos asumen ayudas personales dentro de sus programas sociales y las organizaciones de voluntariado implementan también ayudas personales.
Una actividad que requiere una clarificación desde la administración regional, un sistema coordinado de criterios y una organización concreta desde la cercanía de los municipios unificando y canalizando los diferentes programas para llegar a todos los que realmente lo necesitan con mejor eficacia.
En la novela La condición humana, Malraux presenta un diálogo entre un sacerdote, el pastor Smitson y el revolucionario Tchen. El pastor le dice a Tchen: “Qué creencia política rendirá cuentas del sufrimiento humano? Y Tchen le contesta: “Prefiero disminuirlo que rendir cuentas. No me gusta la humanidad que está hecha de la contemplación del sufrimiento”.
Los gobiernos, cada uno de nosotros, tenemos el compromiso y la obligación de tratar de disminuir el sufrimiento de todas las personas.




