La regularidad brilla por su ausencia

Soria

A cuatro jornadas para concluir la primera vuelta del campeonato de Liga de Segunda división, el Numancia sigue suscitando dudas. Con 4 victorias, 8 empates y 5 derrotas, los rojillos siguen instalados en la parte baja de la clasificación, a un punto del descenso, en una competición en la que, curiosamente, aún a estas alturas no se termina de romper, con todos los equipos, del líder al colista, en sólo 15 puntos, lo que habla de la irregularidad, no ya del Numancia, sino de todos los conjuntos.

Pero eso no ha de servir de excusa. El Numancia carece de constancia, no ya de semana en semana, sino, como venimos diciendo desde los albores del curso, en los propios partidos: el guion habla de buenas primeras partes y no tan buenas segundas. Es evidente, como decía Arrasate tras la victoria ante el Almería, que es casi imposible mantener el mismo nivel los 90 minutos del choque, dominar al rival, presionar con intensidad y llegar una y otra vez a la portería adversaria. Sí. Es verdad.

Y también es verdad que son exageradas las diferencias de rendimiento de uno a otro periodo. En eso siguen fallando los rojillos, con dos caras distintas, y sin terminar de convencer a la afición de si la versión real es la de los primeros tiempos o la de los segundos. Aunque hay que reconocer que últimamente el equipo, al menos en casa, está sabiendo salvar los puntos en la recta final de los partidos, tras no saber cerrarlos antes del descanso, certificando la superioridad de la que hace gala.

Y si con ese guion vale para sumar los tres puntos, tampoco nos vamos a quejar. Lo que sí se espera es que el Numancia sea capaz, de una vez por todas, de ganar dos partidos seguidos, algo que no ha conseguido en lo que llevamos de campaña. En Lugo, campo que tradicionalmente no se le suele dar mal, hay una oportunidad de oro para dar un salto en la clasificación, distanciar el descenso y coger la confianza que dan dos victorias seguidas.