Hábitos de vieja política
EL MIRADOR DE XIMO FERRÁNDIS, 16-12-2016
01:38
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/004RD010000000262519/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Valencia
La crisis registrada en la Diputación de Valencia, a cuenta del comportamiento del ya ex gerente de la empresa pública Divalterra Víctor Sahuquillo, evidencia que los hábitos de la vieja política ya no tienen cabida en estos tiempos. Sahuquillo se va porque incluyó bebidas alcoholicas en sus almuerzos de representación pagados con fondos públicos y porque utilizó un vehículo del parque móvil como coche privado aunque asumiera su parte de gasto personal.
Esta confusión entre público y privado es precisamente una de las razones por las que el PP perdió el poder. Esta confusión es lo que criticaron los partidos que ahora gobiernan en la mayoría de instituciones de la Comunidad Valenciana.
Harían bien unos y otros en no ponerse de perfil cuando aparece uno de estos malos hábitos políticos. Y también en abandonar el lamentable discurso del "y tú más". Ni es aceptable que un consejero, como hizo en su día el popular Gerardo Camps, pase comilonas que van más allá de lo razonable al erario público, ni que un cargo socialista como Víctor Sahuquillo incluya de forma reiterada los licores espirituosos en el coste de las comidas de representación.
No se trata de regular al milímetro los límites entre lo que corresponde a la función pública y lo que corresponde al ámbito particular, sino de aplicar el sentido común que, aunque a veces se les olvide a los políticos, tienen la mayoría de los ciudadanos.
Se trata, llana y simplemente, de que recuerden que, con el dinero de todos, han de tener un celo igual o mayor que el que tienen con su propio patrimonio.
