La violencia que no cesa
El comentario de Alberto Calleja

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Palencia
Diciembre ha vuelto a sacudir nuestro corazón con varios nuevos casos de violencia machista. Pasa... los medios lo contamos, y a otra cosa y a otra noticia. Dependiendo de donde sea lo vemos más cercano o más lejano pero no puede ser, mañana puede pasarle a cualquiera. Cualquiera puede ser nuestra vecina, una amiga, una conocida, o incluso nuestra hija. Todos podemos ser víctimas y todos debemos poner para que nadie más lo sea. La clave está en la educación. Hay que educar niñas fuertes en la convicción de que en toda su vida ningún hombre será más que ellas. Y educar a los niños en la certeza de que ninguna de las mujeres que se encuentren a lo largo de su vida debe ser tratada como si fuera menos que ellos. En ese plano de la igualdad está la clave de la convivencia, y en este caso concreto, el cese de la violencia.
Y nunca es demasiado pronto para empezar en esto. Aunque creamos que no, en la guarderia, en el parque jugando con otros niños, en el deporte cuando empiecen, en cualquier esfera de la vida hay que empezar a educar en igualdad. A ver al niño y a la niña como personas con idénticos derechos, con las mismas obligaciones: eduquemos hijos fuertes en un sentido igualitario. Y si hace falta, cuando crezcan, y el chico vea que fisicamente es más fuerte que la chica, reforcemos el mensaje: sois IGUALES y, pase lo que pase, te dejen, no te dejen, se vayan o se queden a un igual no se le insulta, no se le pega y, mucho menos, se le mata.
Cada vez que un machista asesina a una mujer el hombre pierde un poco más su condición de humano. Que no pase más (no lo veamos tan lejano) es tarea de todos. Hagámoslo. Eduquemos, independientemente del sexo, en el respeto. Haremos de este un mundo mejor. Y menos malo.




