El Racing claudica con orgullo
El conjunto de Ángel Viadero cae eliminado en San Mamés frente a un Athletic obligado a salir con toda la artillería

Julen Castañeda intenta superar a Íñaki Williams en el partido de San Mamés. / Nacho Cubero

Bilbao
Que las piernas pesan en un estadio como San Mamés entra dentro de lo razonable. Que la estética, la acústica y los treinta mil del coliseo bilbaíno acongojan, lógicamente, también. Que la diferencia abismal de calidad entre ambos equipos, además, resulta capital para decantar la balanza.
Todo ello influye, evidentemente, en un conjunto como el Racing, poco acostumbrado en los últimos años a disputar batallas titánicas en escenarios titánicos. Sin embargo, la realidad también dice que los pupilos de Viadero deben irse de la capital bizkaína con un regusto inconfundible de orgullo, inmersos en una sensación de haber luchado la eliminatoria a pesar de todo el trecho que existe entre el oro y el bronce del fútbol español.
Los cántabros siempre dieron la sensación de no creer del todo. Y ése fue el principal escollo. Porque sin hacerlo, el equipo racinguista disfrutó en el estadio bilbaíno de varias ocasiones para perforar la red defendida por Gorka Iraizoz. Eso sí, el grueso de las oportunidades llegaron en la primera mitad, cuando los futbolistas de Ángel Viadero se encontraban más lúcidos y menos cansados.
Porque fue en la primera parte cuando los racinguistas aprovechaban la chispa de Coulibaly y Éver en los costados para lograr varias internadas que a punto estuvieron de acabar en gol. La más clara fue de Julen Castañeda, que recibía dentro del área pequeña del Athletic para rematar a los pies del guardameta vasco.
Justo también resulta decir que el conjunto de Valverde erró varias llegadas con claridad. Y justo también es reflejar que el primer gol de los vascos llega gracias a una falta de entendimiento en la defensa del Racing. Mal despeje de Santamaría que aprovecha un cazador nato como Aduriz para rebañar una pelota que se estrella en el larguero y cuyo rechace aprovecha Etxeita. Y así languidecieron los primeros cuarenta y cinco minutos, con una sensación de disputa bastante pareja, tanto como la posesión, 52%-48% favorable a los locales.
El segundo acto fue otra historia. No por falta de ganas para levantar una eliminatoria imposible sino por un bajón físico evidente y previsible de los jugadores cántabros. Y a pesar del desgaste, los dos siguientes tantos del Athletic llegan por dos acciones en el área del Racing que la defensa solventa con nula contundencia. Excesiva pasividad que dos futbolistas de la talla de Raúl García e Íñaki Williams no disculpan para marcar los dos goles posteriores con los que finalizó un encuentro que deja al Racing fuera de la Copa pero satisfecho de competir, cuestión no baladí ante una rival de talla magnífica.




