El sueño de la Navidad
La Firma de Pedro Brouilhet

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Palencia
Al inicio del mundo Dios tuvo un deseo: que el ser humano fuera feliz. E hizo todo lo posible: los creó dos, hombre y mujer, y los puso en un jardín para que vivieran en armonía, afecto y amor.
El hombre y la mujer tuvieron el mismo deseo: ser felices. Y tomaron el camino que les pareció más seguro: SUBIR. Quisieron ser como Dios, saber igual a Dios, poder como Dios, ser Dios. La consecuencia fue que rompieron su armonía y sintieron su propia limitación, su fragilidad, su incapacidad, su pequeñez.
Entonces Dios tuvo un sueño: que, a pesar de todo, el ser humano fuera feliz, e imaginó como hacerlo. Tomó la dirección inversa, es decir, BAJAR, y decidió hacerse Él mismo humano, vivir vida humana y mostrar a los seres humanos el camino que conduce a la felicidad de todos.
Y Dios, un día, después de muchos siglos mandando señales, se hizo humano, como todos los humanos, en un NIÑO. Y nació así: en un pesebre, para que nadie tenga miedo de acercarse a él;
pequeño y débil, para que ningún ser humano pretenda dominar sobre otro ser humano;
pobre, para llevar esperanza a los pobres y que nadie se sienta excluido;
desnudo, para que todos puedan despojarse del egoísmo y abrir el corazón a los demás;
desarmado, para mostrar que su fuerza es el amor, la bondad y la paz;
igual a todos para que todos vivan seguros de su amor.
La historia no termina ahí; continúa en nosotros. Dios sigue empeñado en su sueño y los seres humanos seguimos queriendo ser felices. Podemos seguir soñando lo mejor. El secreto es acertar el camino: la dirección es bajar y la señal siempre será este niño.
Es tiempo para la cercanía y la solidaridad con los más necesitados, con los empobrecidos, con los últimos, con los que no importan a nadie, con los inmigrantes que arriesgan sus vidas en el mar buscando dignidad, con los jóvenes en riesgo de exclusión social, con los menores a los que la vida les ha negado el cariño y el calor de una familia, con las mujeres maltratadas física o psicológicamente, con los que buscan un mañana mejor…
“El sueño de la Navidad es Jesús. ¡Atrévete a soñar!” Creo que la Navidad no terminó en Belén
pues Jesús nace de nuevo en cada niño, en cada gesto de amor y perdón, y viene cada día a encontrarse contigo y conmigo…
A todos y a todas,¡Feliz sueño, feliz Navidad!




