Navidad, segundo acto
La Firma de Doroteo González

"Navidad, segundo acto", la Firma de Doroteo González en Hoy por Hoy Palencia
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Palencia
La renovación de los contratos por parte de Renault en todos sus turnos de cara a 2017 nos acerca un atisbo de optimismo para el futuro más inmediato. La industria ejemplifica mejor que ningún otro sector de actividad el impacto que la crisis ha tenido sobre el empleo y los resultados generales de las empresas.
Durante los pasados ejercicios el tejido industrial nacional se achicó considerablemente por falta de demanda y el foráneo tuvo que emigrar a por nuevos mercados más rentables que el español. Ahora bien, el hecho que vaya manteniéndose el nivel de empleo que se va creando y que consecuentemente mejore sus indicadores de medida no es suficiente para concluir que nuestro bienestar vaya mejorando.
En estos últimos años se echa mano de indicadores que afectan a la economía pero que no dejan de ser como el faro que le da referencias a un barco en medio de una tormenta: puede ser una gran ayuda para su navegación pero no le asegura llegar a puerto sano y a salvo. En este caso hablar de niveles de empleo resulta insuficiente si no se le relaciona de inmediato con otros aspectos ligados a la calidad de ese empleo y, muy especialmente, a sus niveles salariales.
La medición del bienestar humano es muy complejo debido sobre todo a la gran variedad de factores que influyen en él. Los gobiernos están totalmente apegados al mantra del Producto Interior Bruto, pero este indicador es extremadamente cuantitativo y materialista.
Por ejemplo, nada nos dice de cómo se reparte la renta entre la población y subestima el trabajo doméstico y los cuidados familiares, el trabajo del voluntariado o la economía sumergida. Ni siquiera suma las mejoras de la calidad de vida ni resta su empeoramiento. Ni tiene en cuenta las condiciones laborales, el disfrute de un mayor tiempo de ocio o los servicios esenciales de calidad.
Y es que nos esforzamos y desarrollamos una profesión por una serie de condiciones y capacidades sociales. Lo hacemos por los ingresos, por supuesto, pero también por la vivienda, por la salud, por la seguridad, por el medio ambiente, por un ineludible compromiso cívico, por satisfacción personal, por un adecuado equilibrio entre vida y trabajo…
Sé que es difícil, muy difícil que la comprensión del desarrollo humano desplace al sórdido monetarismo y fije su atención en el disfrute de una vida saludable con todo lo que eso significa. Pero no nos cansaremos, lo seguiremos intentando año tras año, más allá de un simple deseo. Que 2017 sea una sólida palanca de bienestar para todos.




