"2108: Ni una más, ni una menos"
La Firma de Doroteo González

2108: Ni una más, ni una menos
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Palencia
Seguro que entre todos los propósitos y buenos deseos ante este año nuevo se encuentra uno que se nos está antojando harto difícil: el del fin de la violencia sobre las mujeres. Pero estoy convencido que se puede lograr o, al menos, reducir significativamente los nefastos resultados que esta forma de terror se está cobrando. Creo que algunas cosas no se están haciendo bien porque, a la vista está, la violencia contra las mujeres ni cesa ni disminuye, y las medidas anunciadas recientemente apuntan sobre todo a su insuficiencia. Me refiero al Pacto contra la Violencia Machista, una proclama que dice va a poner en marcha 26 medidas con un presupuesto de 200 millones de euros, pero que tan sólo suponen el 12% de las iniciativas que se recogen en el acuerdo y que no se pondrán en marcha hasta bien pasado el mes de marzo.
En primer lugar decir que la trágica realidad apremia tanto que el relumbrón que se le quiere dar a todo acto protocolario frente a las cámaras de televisión con sonrisas de autosatisfacción de la clase política, está demás. En segundo lugar, plantearnos todos (y muy especialmente nuestros representantes en las instituciones) si la violencia contra las mujeres se puede evitar. Mi criterio sobre este aspecto es rotundo: sí.
En los últimos 12 años más de 790 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas, y cada vez que se ha producido una de cada estas casi ochocientas fatalidades, personas expertas apelan siempre a dos factores que parecen desaparecidos de la escena del crimen, y que son la voluntad política de encarar esta forma de terror y los recursos necesarios para buscar soluciones.
Soluciones tales como ser más eficaces en la evaluación de riesgos tanto en la prevención de lo que pueda ocurrir como en la protección a las potenciales víctimas. Se lo hemos fiado todo al acto de la denuncia por parte de la víctima o de su entorno, pero sin embargo no se le da la adecuada seguridad a las personas en situación de riesgo ya sea a través de mecanismos de protección las 24 horas del día o con el uso de pulseras de control a maltratadores quienes, cada vez más frecuentemente, son reincidentes.
Por último, los procedimientos previstos en la Ley Integral contra la Violencia de Género no pueden estar al arbitrio sólo de la sensibilidad de los profesionales. Afrontemos que jueces, fiscales, policías, forenses o asistentes psicosociales deben tener la mayor formación y de mejor calidad respecto a la casuística de este tipo de delitos.
Hoy, 2 de enero, no hay mejor momento para proclamar: en 2018, ni una más ni una menos.




