El gran reto

Soria

Seguro que muchos sorianos y forasteros que aman estas tierras por muchas cuestiones pidieron como gran deseo para 2018, detener la sangría poblacional que nos invade desde hace demasiadas décadas y a la que nadie es capaz de poner freno, posiblemente porque no tiene solución o si la tiene sería a base de favorecer a un sitio concreto en un momento muy delicado de la política de territorialidad de este país.

Recordarán que hace algunas semanas conocimos los datos de INE en el que se ponía una vez más de manifiesto –nada que no supiéramos ya- la crítica situación de la provincia de Soria. Según esos datos del Instituto Nacional de Estadística, en Soria se muere el doble de gente de la que nace. En el primer semestre del año, nacieron 297 personas y se murieron 579 sorianos.

Así las cosas, pueblos como El Burgo de Osma han perdido este año la lucha de muchos años de mantenerse por encima de los cinco mil habitantes, lo que otorgaba a la villa episcopal una serie de derechos en cuanto a subvenciones y trato fiscal que ahora perderá. Pero, este problema no sólo es de El Burgo, lo tiene toda la provincia excepto poblaciones como Golmayo, que se alimenta de Soria capital. En Ágreda, por ejemplo, se baja este 2018 por primera vez de 3.000 habitantes y Ólvega, baluarte de la dinamización empresarial en la provincia no es capaz de fijar población a pesar de sus más de dos millones de metros cuadrados de suelo industrial.

Es para este año y será para los siguientes el gran reto de Soria: Mantener su población y no precipitarse al abismo de la desertización derivado de la inercia de esta sociedad, la falta de inteligencia política a través de los tiempos y la escasa capacidad de emprendimiento de los sorianos.