Los médicos vinculan la reducción de seguritas durante las noches al incremento de las agresiones a los sanitarios

Santa Cruz de Tenerife

Cerca de 300 profesionales sanitarios en las Islas sufrieron algún tipo de agresión el pasado año 2017. Han sido datos aportados por la Consejería de Sanidad, cifras que según ha explicado el secretario general de Sindicato Médico de Tenerife, Levy Cabrera, se justifican por la reducción "importante" de personal de seguridad, sobre todo, en horario nocturno, en los servicios de urgencias y en los centros de salud de zonas más aisladas que hacen guardias y en las que están el facultativo y el enfermero "solos".

Una situación que disminuye las medidas disuasorias y de contención que tienen los médicos con respecto a los pacientes que pueden sentirse molestos por una mala prestación del servicio, ya sea por "la masificación, los ajustes de personal o el aumento de las listas de espera". Cabreha ha explicado que la administración autonómica ha optado por esos recortes en la franja horaria de la noche simplemente "para ahorrar costes" y sin ninguna justificación, ya que deberían entender a los seguritas como "una parte esencial para prestar un mejor servicio sanitario".

Mientras, los enfermeros ven en esas cifras aportadas por el Ejecutivo regional "la punta del iceberg". Es lo que ha dicho la secretaria provincial en funciones del sindictao Satse, Ramona Mendoza. Ha reconocido que los números que aluden a cerca de 300 agresiones "no reflejan" la realidad, ya que los tediosos trámites burocráticos para presentar una denuncia desmotivan al profesional a iniciar los trámites. "Suponen un freno", ha añadido. Si no, está convencida de que esos números serían mayores.

Además, la también delegada del Comité de seguridad y salud del sindicato, ha explicado que una vez el profesional sanitario da el paso y pone en conocimiento de sus superiores su situación "nadie se pone en contacto con ellos, ni les dan información de su demanda" y la única solución que atisban pasa por los juzgados. Acaban preguntándose "¿para qué sirve reclamar?".