Escuelas y hospitales

Palencia

Para afrontar un futuro con garantías cualquier sociedad debe tratar de asegurarse educación y sanidad como pilares fundamentales. Cuando les hablo de sanidad y educación lo hago con carácter público y universal, porque sólo así dispondremos de generaciones de personas educadas y sanas que trabajen por los avances sociales, por una adecuada aplicación de la economía y la tecnología, e incluso para evitar, si cabe, una hipotética tercera guerra mundial.

Invertir en Educación supone mejorar el nivel de vida de las personas. Significa, además, actualizar las competencias y habilidades que con el paso del tiempo resultan imprescindibles no sólo para los aspectos económicos de la vida, sino también para factores no monetarios ligados a la satisfacción personal, los nuevos estilos de vida o la adecuada toma de decisiones.

Invertir en sanidad, además de apartar a la enfermedad como alumna aventajada de la muerte, mejora el nivel asistencial a la ciudadanía como contraprestación al pago de sus impuestos, aplica coherencia sobre la coordinación y optimización entre atención primaria y atención hospitalaria y, por supuesto, logra claramente reducir el gasto sanitario.

Me permito este tipo de consideraciones por lo que entiendo ha sido una dejación gubernamental en los últimos años respecto al deficiente esfuerzo inversor por esta crisis económica que parece no tener fin. Pero ahora que se habla de recuperación, ahora que la Junta de Castilla y León anuncia un buen pico de millones de euros para 2018, y que eso permitiría actuar en hospitales, centros de salud y numerosos centros educativos, ahora, sin embargo, por tacticismo político, el Ministro Montoro congela más de 4.000 millones de euros hasta que se aprueben sus presupuestos, lo que sin duda va a tener un efecto directo y funesto tanto en la sanidad como en la educación en las Comunidades Autónomas. Aunque el impacto en Castilla y León puede ser mayor debido a nuestras peculiaridades demográficas, porque sanidad y educación, junto a la despoblación, son de los mayores problemas que sufrimos, muy especialmente en el mundo rural y en los núcleos urbanos más pequeños como es el nuestro.

De ser así las cosas estos hechos serán una prueba de fuego para nuestros dos Consejeros de estos dos ramos. Conocemos el talante dialogante y un tanto resolutivo del Consejero de Educación, pero también sabemos de los devaneos y de la escasa capacidad de gestión del de Sanidad. La sanidad, un ámbito en el que tenemos centradas alguna de nuestras grandes expectativas con la construcción de un nuevo hospital a la vuelta de la esquina. Cabe pues el riesgo de que podamos llevarnos alguna desagradable sorpresa y eso significaría que no resulta difícil intuir en qué acabaría todo esto.