Monstruos
El comentario de Ana Mellado

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Palencia
Sólo un monstruo puede cometer abusos contra un menor, sólo alguien repugnante, repulsivo y depravado puede hacer algo tan atroz, por eso la noticia que conocíamos ayer nos helaba la sangre: Cuatro religiosos de Castilla y León, dos de ellos palentinos están acusados de estos actos en colegios Maristas de Chile.
Esta noticia puede tocarnos más de cerca por la procedencia de los abusadores pero desgraciadamente se dan casos en todo el mundo a diario que nos encogen el alma de igual forma y contra los que hay que luchar con todas las armas que estén a nuestro alcance.
Reconozco que en algún momento ha pasado por mi cabeza la palabra “enfermo” para definir a un pederasta pero enseguida aplico la razón y me corrijo. No son enfermos, calificarles así justifica aunque sea mínimamente sus actos. La enfermedad no tiene la culpa. Son conscientes de lo que hacen, sólo la maldad y la perversión están detrás de su comportamiento.
Cuando además el pederasta y quienes le encubren se esconden detrás de una sotana y encima son educadores, la gravedad y la repulsión que trasciende de sus delitos adquiere un cariz especialmente alarmante.
Y ahondando en la noticia de ayer, es aún más doloroso conocer detalles como que uno de los palentinos acusados acumulaba hasta 19 denuncias y que la congregación estaba al corriente de ello desde 2010 cuando lo apartó de la docencia pero al mismo tiempo se convirtió en despreciable cómplice al no informar a la justicia de lo sucedido, y esto a pesar de que el pederasta llegó a confesar.
La justicia, otro cabo suelto en esta interminable rueda de dolor que permite que los delitos de esta naturaleza prescriban.
Combatir estas abominaciones, asegurarnos de que no tengan fecha de caducidad, condenarlas con rotundidad desde todos los ámbitos y todas las esferas y endurecer las penas son de las más tristes asignaturas pendientes de muchos países del mundo incluido el nuestro.
En Chile, la congregación se ha comprometido a investigar lo ocurrido en los últimos 50 años a través de una herramienta creada a tal efecto cuyo nombre no puede ser más adecuado, “Comisión para la verdad”.
Nunca se podrá reparar el daño a las víctimas pero si hay algo que puede reconfortar es la verdad.
Si este editorial tomara la verdad de tantos niños y niñas abusados en el mundo y lo expresara con las palabras que ahora quieren escapar de mi boca, les aseguro que ningún medio en su sano juicio me dejaría publicarlo.
Utilizar la mesura y la calma es lo único que me queda.
Rezar se lo dejo a otros.
A los menores afectados de poco les ha servido.

Ana Mellado
Desde 2001 en Radio Palencia, en una primera etapa como locutora en las emisoras musicales, Los40 y...




