Sociedad

'La gratuidad de la primera matrícula universitaria'

Luis Carlos Contreras, profesor titular de Didáctica de la Matemática de la Universidad de Huelva

Cadena Ser

Huelva

'La gratuidad en la primera matrícula universitaria'

Recuerdo un artículo de Juan J. Dolado, Catedrático de Economía de la Universidad Carlos III, en El País, en relación con el debate sobre la revisión de las tasas universitarias, donde afirmaba que el sistema público concede cada año a cada universitario una subvención de más del 85% del coste real de sus estudios, lo que significa unos 7000 euros anuales por estudiante. Ya la cifra da un poco de escalofrío; hasta ahora sólo la habíamos visto desde la perspectiva de lo que el estudiante aporta al sistema (entre un 12% y un 15%) y no de lo que el sistema le aporta a él; es decir, de lo que cada ciudadano tiene que pagar con sus impuestos para que un estudiante vaya a la universidad.

Es claro que se evidencian así, aún más, los beneficios del estado de bienestar, unos beneficios que hemos de cuidar para su propia sostenibilidad. Pero esta sostenibilidad está seriamente amenazada por dos factores; uno es el mal uso que no pocos estudiantes hacen de esa inversión que hacemos todos en ellos cada año, y el otro es la inequidad a la que ello nos está llevando. Me extenderé un poco más en cada caso.

Digo mal uso, cuando no despilfarro, por la desgana que no pocos estudiantes muestran en las aulas de la universidad, sin tomar conciencia de la inversión que el Estado hace en ellos. Desgana y dejadez, seguramente no sólo imputables a ellos, pero ciertamente el Estado despilfarra más del 30% de la factura que supone cada año multiplicar 7000 euros de subvención por el total de la población universitaria española, cercano al millón y medio (las cifras ponen los pelos de punta).

Y por otro lado está la inequidad que supone que muchos estudiantes de familias más humildes puedan no acceder a la universidad al no disponer de una beca, dado que el sistema, por razones obvias (por ese mismo gasto que se describe más arriba), no puede garantizar la universalidad de ese beneficio.

Pero esto no sólo pasa en la educación superior. La subvención que el Estado hace para cada servicio público que da a cada ciudadano es lineal, independientemente de las rentas. Pero en el caso de los estudios universitarios, que no pueden considerase servicios básicos del Estado, como la sanidad, la educación obligatoria, las pensiones y la dependencia, esta subvención bien podría estar condicionada a dos factores: la renta y, sobre todo, el rendimiento. Este elemento corrector se ha implantado en Andalucía desde el curso pasado. Los estudiantes son recompensados con la gratuidad de la matrícula en tantas materias como aprueben el curso anterior. Ahora parece ofrecerse algo similar como promesa (¿de precampaña?) por el Secretario General de PSOE. Se trata de la gratuidad de la primera matrícula (imagino que condicionada a algún indicador de rendimiento durante el Bachilleratro).Todo ello probablemente requiera un incremento en los presupuestos de las universidades para garantizar su sostenibilidad y, naturalmente, un incremento o redistribuión de los impuestos.

Solo espero, por ello, que este beneficio que ahora se promet no sea como el cheque bebé y los 400 € (ambos lineales) que se devolvió a cada contribuyente por el superávit del Estado en la legislatura de Rodríguez Zapatero. El reparto lineal no es equitativo.

 
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