La liquidación del Banco Pastor
El comentario de Consuelo Bautista (16/01/2018)
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A Coruña
Paso a paso, como en un proceso lento y constante, estamos contando la desaparición definitiva del Banco Pastor sin apenas ruido, como esas cosas que se dejan ir porque no servían para mucho aunque todos sabemos que eran fundamentales. Las malas decisiones de los gestores, el poder con mayúsculas, la ausencia de gobiernos con vocación de país, han llevado a la situación actual. El desmantelamiento definitivo de lo que quedaba de los servicios centrales del Popular Pastor en Orillamar. Sólo quedan 45 empleados que no se hayan acogido al ERE voluntario sobre los servicios centrales que ha puesto en marcha el Banco de Santander tras la compra del Popular recuerden, por un euro, en junio pasado. Y al margen de todo lo demás, del fracaso colectivo que supone haber perdido, ya hace tiempo, toda una institución bancaria de referencia y las posibilidades de desarrollo para el país y de empleo de calidad para nuestros hijos que suponía, queda la otra pregunta ¿Cómo lo hacen? Ese arte de birbibirloque de los mercados financieros capaces de convertir en un euro todos los sueños, esperanzas y esfuerzo de generaciones, en Galicia en forma de envíos de los emigrantes o de ahorros celosos de las familias. Como en un juego de magia, lo hemos dicho a veces, nada por aquí nada por allá. Sólo deudas que hemos pagado los de abajo. Con subidas de pensiones de un euro, por ejemplo.