Las malas compañías
" (...) No son buenas las malas compañías para llegar lejos como un leal servidor público. ¿Tan poco aprecio tiene Pedro Sánchez por la cultura como para poner por dos veces ésta secretaría federal en manos tan ajenas a ella, como las del leonés Ibán G. del Blanco? (...)"

La opinión de Ángel Santiago Ramos
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
León
Pedro Sánchez, primer secretario de los socialistas españoles, se reunió esta semana con militantes leoneses, siguiendo un programa de asambleas que lo llevará a recorrer las principales ciudades del territorio nacional.
No están ya en su agenda asuntos locales, por mucha trascendencia que tengan para quienes caminamos a pié de calle. Deja que su amigo Luís Tudanca, líder de los socialistas de Castilla y León, haga un apaño indignante con el Partido Popular para evitar determinadas comparecencias de ambos bandos en la comisión de investigación de las cajas de ahorro de la comunidad.
No se combate de este modo la corrupción. Ni se tapa así la desaparición de un patrimonio social y económico de las dimensiones y la importancia de las cajas de ahorro. Instituciones que gobernaron sin tino las élites políticas y algunos sindicalistas con suerte. Tan ciegos andaban que, en plena burbuja inmobiliaria, una de ellas, CajaEspaña, estuvo presidida en dos ocasiones por empresarios del ladrillo.
No son buenas las malas compañías para llegar lejos como un leal servidor público. ¿Tan poco aprecio tiene Pedro Sánchez por la cultura como para poner por dos veces ésta secretaría federal en manos tan ajenas a ella, como las del leonés Ibán G. del Blanco?.
Hace cinco años, con poder orgánico para ello, Del Blanco fue uno de los impulsores de otro pacto perverso. Para poder llevar a un socialista a la alcaldía de Ponferrada se acomodaron a los votos del ex alcalde, Ismael Alvarez, condenado años atrás por un delito de acoso sexual.
Con el favor de Sánchez entre los dientes, el también director de la Fundación Pablo Iglesias, pretende desde hace tiempo recuperar las influencias perdidas entre los socialistas de su tierra. Por dos razones: para asegurarse un puesto que lo lleve al Congreso de los Diputados y para tomarse las venganzas que precisa.
No andará lejos Ibán de la candidatura de conrradistas que pretende liderar ahora la agrupación de Ponferrada. La cabeza la pone Aníbal Merayo, un sindicalista ya jubilado de la banca, que se fue en su día con Samuel Folgueral camino del abismo político y que ahora resucita.
Estas son algunas de las malas compañías que acompañan a Pedro Sánchez en estas tierras.




