"Volvería a darle mi riñón sin dudarlo"
Hace dos años Maite se sometió a un trasplante renal en el Hospital de Cruces, el donante en vida fue su marido, José Miguel
Bilbao
Maite y José Miguel son los protagonistas de uno de los 2.494 trasplantes que se han realizado en Euskadi en la última década. Desde hace dos años comparten "vida" de una forma que va mucho más allá de su matrimonio y tienen algo más en común: el riñón que José Miguel le donó a Maite.
Todo comenzó cuando, según relata Maite, en la "última consulta con la nefróloga nos dijo que, el riñón que me quedaba, ya estaba muy deteriorado y nos dio dos opciones: o diálisis o trasplante". En ese momento, José Miguel no lo dudó, se ofreció a darle uno suyo, algo que, a día de hoy, una Maite muy emocionada califica como "valiente" y de alguien "muy generoso porque para donar un órgano en vida hace falta eso, lo de meterse en un quirófano no lo hace cualquiera", señala. Sin embargo, José Miguel lo tiene claro: "cuando te pasa algo así en familia, quitas cualquier miedo, no noto nada y volvería dárselo sin dudarlo".
Así pues, empezaron con las pruebas y fueron compatibles, los procedimientos legales, y los miedos, pero no las dudas. Sobre el trato, dicen que fue "excepcional". "A mí el tema médicos siempre me ha dado mucho miedo", relata José Miguel, "yo le preguntaba al doctor si iba a sentir algo y me dijo que estuviera tranquilo, que se puede vivir con un riñón". "Eso sí", señala, "me puso el ejemplo de unas lavadoras, me dijo que ahora tengo dos que soportan 103 kilos, después voy a tener una que tiene que aguantar ese peso sola, así que desde entonces me cuido". En este sentido, ambos coinciden en que han ganado en calidad de vida, Maite porque, entre otras cosas, "se lo debe a él" y asegura que "parece que tengo 20 años menos e incluso me encuentro mejor que entonces".
En cuanto al "día d", fue un 30 de septiembre, "cuando casi faltaba un mes para entrar en diálisis". Ingresaron la noche anterior en el Hospital de Cruces y, al día siguiente, se llevaron primero a quirófano a José Miguel. Dos horas después, ya estaba "estupendamente" y al quinto día ya fue a trabajar, pero "sin excesos". Por su parte, la operación de Maite duró cinco o seis horas y, cuando salió, ella cuenta, entre risas, que su marido "estaba eufórico, parecía que le iba a dar algo". Estuvo 16 días en Cruces, aunque "la recuperación fue muy buena".