‘Las Humanidades’
Aunque intentemos disfrazar de ilusión la desesperanza, 2018 se despereza con la misma melodía con que se despedía 2017
Firma Emy Luna, "Las Humanidades"
03:03
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Algeciras
Aunque intentemos disfrazar de ilusión la desesperanza, 2018 se despereza con la misma melodía con que se despedía 2017. Parece que, como los datos que nos ofrecen los políticos aventuran la desaparición de la crisis, todo está bien. Pero no es así, no todo se reduce a la economía. Hay crisis mucho más importantes que la económica pero no interesa hablar sobre cosas que no pueden medirse, que son abstractas y no tangibles.
Europa sufre un deterioro estructural tan grande que amenaza su propia existencia. La aparición de los nacionalismos, la explosión de los refugiados, el auge de los populismos y las consecuencias de la globalización, entre otros motivos, va desgarrando el viejo sueño de unidad que Europa forjó tras la II Guerra Mundial.
Si eso lo trasladamos al día a día de los ciudadanos, la crisis se agiganta y amplía su territorio. En España, el espíritu conciliador del 78 sufre los peores ataques de su historia. A veces da la impresión de que los españoles, como el resto de los europeos estamos cansados de tanta paz y buscamos continuamente motivos para el enfrentamiento. Este coqueteo continuado con los populismos y demás aberraciones, nos puede salir caro porque lo que está en juego es la democracia.
Leyendo una entrevista que una revista cultural hacía a una eurodiputada vasca, me asombraba descubrir como tras un análisis de la situación actual en Europa y en España, ella echaba mucha culpa de ello a la desaparición de los estudios de Humanidades en beneficio de los de ciencias y tecnologías. Según ella, "La educación humanística es clave para el futuro de la democracia. Un gran avance tecnológico y un bajo nivel humanístico, abocan a la degradación de la política. No olvidemos que los populismos de extrema izquierda y extrema derecha, encuentran grandes posibilidades en las redes sociales y en Youtube, por la fácil divulgación de las mentiras y la propaganda".
A esto hay que sumarle una crisis social que se manifiesta en el abismo aterrador que separa a los que más tienen de los que no tienen nada. Necesitamos con urgencia una protección mayor para los más vulnerables y una verdadera igualdad de oportunidades para los menores. Ellos son el futuro. "Y no se trata sólo de solidaridad, como apunta la eurodiputada, sino que también es una manera de garantizar el talento, el orden social y una sociedad bien gobernada" Y la única manera de conseguir este objetivo es invirtiendo en cultura humanística, en educación no sólo tecnológica.
Sin la educación en Humanidades, corremos el riesgo de que los gobiernos queden en manos de los tecnócratas económicos, los grandes magos, con lo que los ciudadanos, al final, quedaremos reducidos a una simple estadística productiva.