La Familia
Córdoba
Parece que vamos avanzando y ya somos capaces de considerar los actos más aislados como parte de un sistema de relaciones, de un sistema de funcionamiento general, o al menos multipersonal.
Firma de Opinión. Alfonso Fdez. Zamorano. La Familia
02:26
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Traigo a la memoria el caso de aquel niño inglés asesinado por otros dos de los que supimos el ambiente que los rodeó en sus barrios, colegios y familias antes de perpetrar el acto fatal, de tal manera que el triste desenlace, no es sino la consecuencia de muchos despropósitos anteriores; visto así, lo que sería la causa se convierte en la consecuencia.
Esto no es nuevo, en el campo de la delincuencia y la toxicomanía, la familia tiene algo que decir o ha dejado de decir algo en un gran porcentaje de casos. A mediados de los ochenta, el 75% de los presos habían estado antes en centros de reforma, y en el 70% de las familias de los toxicómanos, uno de los padres son irrelevantes o perturbadores del orden y armonía de la familia, por no hablar del 40% en que los progenitores o hermanos mayores, son adictos al alcohol u otras drogas.
Mirando hacia delante y con un enfoque positivo, los drogodependientes, una vez rehabilitados, necesitan del apoyo familiar, de su comprensión, tacto, delicadeza, firmeza a tiempo, justa preocupación, y una atmósfera positiva en casa, y esto no se consigue sin una formación específica que les prepare para saber vivir con ellos, en una etapa difícil caracterizada por una abstinencia todavía incipiente y débil tras el cambio de hábitos.
Cuando esto se produzca, cuando la familia goce de una buena salud interna, cuando adopte, porque la posea, una actitud pedagógica y correcta, cuando huya del sermón y la demagogia….el éxito final estará más cerca.
Otra cosa es la escasa disposición que las propias familias muestran para adquirir esa formación; por lo general, gran parte del tiempo lo suelen emplear en defenderse de lo que entienden como ataques de los terapeutas, aunque en realidad, sólo tratamos de implicarlos en la resolución favorable del caso, no en culpabilizarlos de lo que pasó.
Por más que intentemos introducir conceptos como responsabilidad, corresponsabilidad etc, parece que la educación penalista que hemos recibido hace que lo que escuchan lo revistan inmediatamente con un matiz de culpabilidad, lo que les mueve al mismo tiempo a desviar la culpa hacia el otro y… ¡Sálvese quien pueda!.
Tenemos escasa conciencia de que de cualquier situación, uno no se puede salvar solo, cada día dependemos más unos de otros, aunque paradójicamente cada día vivimos más aislados.