El movimiento cannábico se organiza

Aranda de Duero

La Federación de Colectivos Cannábicos de Castilla y León (FACCYL) definía este fin de semana, 27 y 28 de enero, sus estatutos en el encuentro mantenido en Aranda, y en el que participaron una treintena de personas llegadas de las provincias de León, Valladolid, Palencia y Burgos, pertenecientes a más de media docena de asociaciones de usuarios y usuarias de cannabis. Aunque las reuniones para lograr una unión entre estos colectivos comenzaron hace cerca de un año es ahora cuando cristalizan sus estatutos, a falta de que queden ratificados en las próximas semanas. Desde Castilla y León estas asociaciones comparten el objetivo de la confederación estatal CONFAC de luchar por la regularización del consumo y la normalización de los clubes de usuarios, pero también buscan subrayar una identidad propia. Y es que además de resaltar el beneficio terapéutico de la sustancia y defender su consumo recreativo y responsable, consideran que Castilla y León puede ser también un lugar en el que el cáñamo, la planta original, puede suponer una oportunidad para el campo si su producción se legaliza y se regula.

El encuentro, en el que participaron como invitados miembros de asociaciones cannábicas de Madrid, Aragón o el País Vasco, sirvió también como espacio de intercambio de opiniones y experiencias y para conocer cómo se encuentra en la actualidad la movilización por la regularización del consumo de esta sustancia. Uno de los ponentes fue Martín Barriuso, destacado activista, cuyo periplo por los tribunales desde 2005 conocido como caso PANNAGH y del que todavía espera pronunciamiento del Tribunal Constitucional, le ha hecho incluso ser invitado en la comisión mixta sobre drogas de las Cortes. Barriuso intuye que el Parlamento español no tardará en debatir cómo resolver la ambigüedad y confusión que existe en la legislación española sobre esta sustancia en torno a términos como consumo, tráfico o tenencia y confía en que las conclusiones sean favorables a una regularización abierta al consumo responsable, dado que en su opinión, también existe un cambio en la percepción que tiene la sociedad sobre el uso del cannabis.

Este activista por la regularización del consumo del cannabis considera fundamental que las personas usuarias de esta sustancia se asocien para poder ganar en visibilidad y que los esfuerzos contra la estigmatización y por la legalización del consumo sean más eficaces. Subraya que uno de los mayores problemas que existen en la actualidad es la semiclandestinidad en la que actúan algunos de estos colectivos y buena parte de los consumidores para evitar confrontación social e incluso policial.

En Aranda el colectivo TH Ribera está compuesto por unos 130 socios que reconocen no haber tenido ningún problema, al haber sido muy escrupulosos desde el primer momento con el cumplimiento de la normativa, informando incluso a las fuerzas de seguridad de su existencia y actividades.