Los tratamientos más eficaces para la menopausia
Los estudios genéticos están en la base de las futuras terapias hormonales individualizadas para la mujer
Bilbao
La menopausia no es una enfermedad y tampoco supone un problema importante en la mujer. Es una etapa fisiológica en la vida reproductiva que se caracteriza por que los ovarios dejan de producir óvulos y dejan de funcionar. El ciclo ovárico desaparece y se reducen los niveles de estrógenos, las hormonas que producen los ovarios. Esta condición se da cuando han pasado más de 12 meses de la última regla.
No todas las mujeres tienen por qué padecer síntomas que anuncien la llegada de la menopausia. Según el doctor Luis María Guevara, especialista en Ginecología de IMQ, “entre el 20 y el 25% de las mujeres presentan síntomas menopáusicos severos que afectan a su calidad de vida y necesitan ayuda médica, pero sólo el 1% recibe tratamiento hormonal”. La edad media se sitúa en los 51,4 años y oscila entre los 45 y los 55.
Síntomas
Los síntomas son variados y su afección muy diferente en cada caso, pero los más frecuentes son:
- Sofocos: el síntoma más frecuente y más precoz. Surgen como una sensación repentina de calor comenzando por la cabeza y/o pecho hasta abarcar todo el cuerpo. En ocasiones, pueden ir acompañados de palpitaciones y sudoración. Pueden presentarse unos años antes de la menopausia y extenderse hasta unos años después.
- Alteraciones emocionales: la mujer vive conflictos emocionales y sentimientos de pena o ansiedad y dificultades de concentración como consecuencia del descenso hormonal y alteraciones del sueño.
- Trastornos del sueño: son muy frecuentes durante la transición a la menopausia. La mujer tiene problemas para conciliar el sueño. Además, el sueño es ligero y poco reparador, lo que puede provocar problemas de cansancio e irritabilidad.
- Sequedad vaginal: el flujo vaginal disminuye conforme bajan los niveles de estrógenos en sangre antes y durante la menopausia.
- Osteoporosis: fruto de la falta de hormonas y la edad, ya que los estrógenos juegan un papel relevante en la densidad ósea. Para ello, están indicados los programas de prevención como la rehabilitación del suelo pélvico mediante ejercicios y la fisioterapia.
A pesar de su incidencia, tan solo el 1% de las mujeres recibe tratamiento hormonal “porque consideran los síntomas propios de la edad y piensan que hay que pasarlos. Además, España es uno de los países de Europa con más rechazo al tratamiento hormonal debido en parte a un problema de información según una publicación reciente (Climateric)”. Una de las principales recomendaciones es que la mujer siga los controles ginecológicos que le indique el especialista para prevenir posibles patologías.
Aliviar los síntomas
Las fracturas osteoporóticas constituyen “un importante problema de salud en la población femenina y dan lugar a una importante morbilidad, mortalidad y coste para los servicios de salud. Por lo tanto, la prevención en este apartado es fundamental”, apunta el doctor Guevara. Se recomienda tomar alimentos ricos en calcio como la leche y derivados, frutas y verduras, legumbres y sardinas. Los paseos al sol activan la síntesis de la vitamina D, determinante para la absorción del calcio.
Para la sequedad vaginal, se puede utilizar un gel hidratante vaginal no hormonal y de base acuosa que alivia el picor, el dolor y la irritación. Es conveniente beber mucha agua para aumentar la hidratación natural de la vagina.
El ejercicio físico moderado y constante puede ayudar a llevar mejor esta etapa de la vida. Los hábitos dietéticos poco saludables, el alcohol o el tabaco interfieren en la salud de la mujer.
Además, seguir unas pautas de sueño adecuadas puede ayudar a descansar mejor evitando las siestas largas, reduciendo el consumo de bebidas estimulantes como el café o las cenas copiosas. También la vida sexual activa está recomendada en la menopausia, porque mejora el ánimo, la sequedad vaginal y la relación de pareja.
Tratamientos
Si los síntomas son severos, existen diferentes opciones de tratamiento que serán individualizados en función de las afecciones de cada mujer. "Es importante trasladar a las mujeres con problemas durante la menopausia las opciones terapéuticas, hormonales y no hormonales de las que disponen para garantizarles una buena calidad de vida y, para ello, es fundamental la coordinación entre los profesionales de los campos de la ginecología, medicina de familia, enfermería o farmacia, para que la mujer reciba una atención integral", explica el doctor. Y en ese sentido, hace hincapié en la realización de un estudio genético dirigido a personalizar el tratamiento. Según Luis María Guevara, "marcará el futuro de la terapia hormonal para la menopausia a medio plazo". Según sus palabras, “el análisis genético de la mujer candidata a beneficiarse de la terapia hormonal nos dirá si es segura esa terapia o si una mujer en concreto presenta un potencial efecto carcinogénico a los estrógenos”. El estudio genético se completa con el estudio para el riesgo trombótico de la mujer para el tratamiento prescrito.
No obstante, los avances más importantes hasta que este tipo de análisis genético se extienda son dos nuevos fármacos. Por una parte, el "primer tratamiento hormonal libre de progestágenos, que actúa de manera eficaz y segura contra los síntomas de la menopausia como los sofocos y la atrofia vaginal". Se trata de un medicamento que combina estrógenos conjugados con bazedoxifeno, un fármaco que actúa como antagonista de los receptores estrogénicos en el útero con un perfil de seguridad importante en la protección del endometrio y de la mama".
El segundo medicamento es el ospemifeno dirigido al tratamiento de atrofia vaginal, "primer medicamento oral que no contiene hormonas, por lo que va a permitir mejorar su cumplimiento terapéutico y la calidad de vida de muchas mujeres y ayudará a regenerar las células y restaurar de forma natural la humedad de la mucosa vaginal. Así, se puede tratar la atrofia vulvovaginal sintomática en mujeres posmenopáusicas que no cumplen los requisitos para recibir un tratamiento vaginal con estrógenos locales, pudiendo ser empleado en pacientes con cáncer de mama que han finalizado su tratamiento”, explica el ginecólogo de IMQ.
Terapia hormonal y riesgo cardiovascular
La relación entre terapia hormonal sustitutiva y el riesgo cardiovascular “sigue siendo controvertida”. Sin embargo, y según diversos estudios clínicos, los estrógenos actúan de forma protectora sobre el árbol vascular, la coagulación y los factores de riesgo. A partir de los 50 años, según la Sociedad Española de Cargiología, la mitad de las mujeres padece hipertensión y una de cada tres diabetes, trastornos del metabolismo de los hidratos de carbono o colesterol elevado. “Este riesgo se ve incrementado cuando la menopausia llega de forma prematura (antes de los 45 años). En estos casos el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular es más elevado ya que la mujer pasa más años sin la cardioprotección asociada a los estrógenos”.
La terapia hormonal en la menopausia -según el estudio WHI- no debe utilizarse como una estrategia de prevención cardiovascular. “No es aconsejable en mujeres de edad avanzada o con factores de riesgo cardiovascular, mientras que en mujeres jóvenes que inician el tratamiento cerca de la menopausia tiene un efecto neutro en la relación riesgo/beneficio cuando se combinan estrógenos y progesterona, pero cuando la terapia es sólo con estrógenos, la relación es favorable”.
Entrevista con el doctor Luis María Guevara
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