‘Gibraltar no está en la agenda’

Algeciras

En muchas más ocasiones de las que creemos nuestros apriorismos nos impiden ser objetivos en nuestras percepciones. En muchas ocasiones, estar tan cerca de determinados acontecimientos nos inclinan a pensar que ese asunto o nuestra manera de verlo, es la generalmente contemplada y percibida por el resto de los mortales.

Y, créanme, no es así ni mucho menos.

Para quienes tenemos la suerte de vivir en esta parte del planeta, en una intersección de caminos, rutas marítimas y hasta de contacto entre culturas tan dispares, resulta normal pensar que nuestra triple condición fronteriza es igualmente percibida por quienes viven más allá del límite de las montañas que nos rodean.

Una de esas fronteras con la que nos relacionamos a diario, la verja de Gibraltar, es tan cercana, conocida y hasta asumida, que consideramos propio o como mínimo próximo todo lo que tiene que ver con nuestros vecinos. Ahora que se está jugando el futuro de la relación entre la UE y el Reino Unido, y de paso esa relación entre la comarca y Gibraltar, por obra y gracia del brexit, tendemos a creer que a todos los implicados en esa partida de ajedrez les preocupa por igual este asunto tan cercano y tan relevante para nuestro futuro. Pero no es así.

En realidad, es todo lo contrario. Aunque de vez en cuando surja en el discurso de algunos responsables políticos de ámbito nacional la cuestión del efecto que puede tener el brexit en nuestra zona, eso solamente sucede cuando se sienten espoleados y hasta requeridos angustiosamente por los pocos representantes públicos que sí se lo toman en serio, porque les va en ello su supervivencia y la de sus conciudadanos que viven dependientes de la economía gibraltareña.

Ni siquiera en el mundo académico, al margen de la Universidad de Cádiz, el asunto de Gibraltar es merecedor de atención permanente. Y eso significa que o los que sí tienen alguna influencia y cercanía al asunto se convierten en impertinentes incansables o un buen día nos despertaremos oyendo que todo el pescado está vendido y de lo nuestro nunca más se supo.

Hay algunas excepciones que merecen ser destacadas y en posición relevante se encuentra el alcalde linense que, en contra de todas las previsiones, ha conseguido añadir a su ciudad y sus habitantes en la agenda de todos los que algo tienen que ver con el brexit, por ser los que más cerca sufren esa anacrónica presencia. No creo que me equivoque si auguro que va a mantener su empeño y, si algo sale de tanto insistir, en algún momento habrá que reconocérselo.