El proyecto de las cámaras del Casco Antiguo cumple dos años sin ver la luz

Cuenca

Este domingo, 4 de febrero, se han cumplido dos años desde que el Ayuntamiento de Cuenca anunciase la puesta en marcha del sistema de control de acceso al Casco Antiguo mediante lectores de cámaras. Un proyecto que después de estos 731 días no termina de ver la luz, aunque el equipo de gobierno municipal espera ponerlo en funcionamiento “en breve”.

Pese a que en un primer momento el equipo de gobierno que preside Ángel Mariscal aseguró que el proyecto se pondría en marcha en el primer trimestre de 2016, luego se fue retrasando hasta la Navidad de ese año, la Semana Santa de 2017 o el inicio de 2018, entre otras fechas. La última previsión del equipo de gobierno municipal era comenzar el período de pruebas en enero, según apuntó en diciembre el alcalde.

El proyecto, recordamos, contempla la colocación de siete lectores de matrículas en los accesos al Casco Antiguo y las entradas de los aparcamientos. Cuando acceda un coche, tendrá un tiempo máximo para atravesar el barrio o entrar en un aparcamiento, o será multado. El concejal de Movilidad, Carlos Navarro, apuntó en su momento que era una forma de rentabilizar los aparcamientos.

Aunque el gobierno ha defendido que estaba negociando el proyecto, éste ha contado con la oposición de prácticamente todos los colectivos afectados. De hecho, pese a que el período de exposición pública se hizo coincidir con el mes de agosto, se realizaron un centenar de alegaciones de las que el equipo de gobierno sólo estimó cuatro. Entre ellas, incrementar hasta media hora el tiempo de tránsito, ya que al principio pretendía dejarlo en 20 minutos.

De hecho, colectivos como la asociación de hosteleros HC siguen pensando que este proyecto es innecesario, al menos hasta que se aborde un refuerzo contundente del transporte público al Casco Antiguo, tal y como ha indicado a la SER su presidente, Cristian Sánchez.

Sánchez ha subrayado que las lanzaderas que se pusieron en marcha esta Navidad serían una buena línea en la que trabajar. Considera que, pese a los errores que pudieran existir, servirían para atraer a los conquenses y turistas al Casco Antiguo, hasta que haya otros sistemas de acceso hechos, como los ascensores que planteó Cuenca (IN).