Arqueología y paisaje manchego desde el yacimiento íbero de Barchín del Hoyo
Desde lo alto del cerro de la Fuente de la Mota se descubre un amplio paisaje mientras a nuestros pies tenemos los restos de la cultura íbera que tuvo un importante asentamiento en esta zona de Cuenca
Cuenca
Esta semana, Fernando Carreras, de la empresa EcoExperience, nos lleva de excursión en Hoy por Hoy Cuenca hasta Barchín del Hoyo, para conocer el yacimiento ibero de la Fuente de la Mota, uno de los más importantes de la provincia de Cuenca.
Arqueología y paisaje manchego desde el yacimiento íbero Barchín del Hoyo
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Para llegar al yacimiento debemos dirigirnos hacia el pueblo de Barchín del Hoyo. Para ello lo mejor es salir de Cuenca en dirección Valencia y desviarnos hacia Arcas. Seguimos después la carretera hacia Tórtola y Valera de Abajo. Cruzamos este pueblo y a la salida cogemos la carretera hacia Piqueras del Castillo. El siguiente pueblo es ya Barchín del Hoyo. Una vez llegamos al pueblo, lo mejor es dirigirnos al centro de recepción de visitantes del yacimiento que está abierto de jueves a lunes por la mañana y ubicado en la planta primera del ayuntamiento. En este espacio se ofrece información sobre las condiciones de la posterior visita al yacimiento y la cultura ibérica, además de otros elementos de valor histórico que pueden ser visitados en el casco urbano tanto de la localidad como del resto de la comarca. Hay visitas guiadas al yacimiento a las 11:00 y las 13:00
Tras la visita al centro debemos seguir las indicaciones hacia el yacimiento arqueológico. El camino es de tierra, pero se puede hacer fácilmente con el coche. Debemos seguirlo hasta llegar a una zona donde veremos un área de esparcimiento con barbacoa y una ampliación del camino para aparcar.
Desde aquí y avanzamos a pie, entre zonas de campo de cultivo, olivos y almendros. A unos metros veremos una gran fuente que es la conocida como la Fuente de la Mota. Siguiendo las indicaciones veremos que a la izquierda sale un pequeño camino que sube a lo alto del cerro. El yacimiento está ubicado en la parte más alta, por lo que deberemos subir hasta arriba.
Desde arriba tenemos una amplia panorámica de la Manchuela, de Barchín y de todos los pueblos de alrededor, incluso se llega a divisar Castillo de Garcimuñoz. También podemos ver toda la zona excavada del yacimiento con las diferentes casas y calles. Seguramente lo encontremos vallado, por lo que se debe respetar el mismo. De hecho, si lo rodeamos podremos observar perfectamente todo el poblado.
Lo que más sorprende del poblado es la gran muralla que lo rodea, su torre y su doble foso tallado en la roca. La piedra que se extrajo de esa obra se utilizó después en la construcción de la muralla y de los torreones. La zona amurallada tiene aproximadamente una hectárea de extensión y está urbanizada con plazuelas y calles. En el camino de acceso se pueden encontrar todavía marcadas las rodadas de las ruedas de los carros que transitaron por aquí cargado con mercancías.
Los análisis de los restos óseos y vegetales recuperados permiten conocer el paleoambiente de la ciudadela íbera, con especies domesticadas / cultivadas (ovejas, cabras, gallinas / cereales, olivos) y salvajes / silvestres (jabalí, ciervo, perdices / pino negral, encinas, sabinas), además de la explotación de recursos para obtener mineral de hierro y arcilla.