Soriano, a fondo

Es inevitable ver a Fernando Soriano y pensar en los mejores años de la historia del Almería. Vivió la época dorada, también algunos momentos amargos, y tuvo que colgar las botas de forma precipitada para salvar al equipo hace dos años. Todo ha pasado muy rápido en la vida de un maño de corazón almeriense. Tras acabar su periplo en el banquillo rojiblanco, el club apostó por él para la nueva Fundación, que ya se ha puesto en marcha, con cargo de coordinador. Una persona con experiencia que apoyará a Alfonso y Lorena García a hacer más grande a la entidad. “El proyecto que se presenta, con Escuelas de Discapacidad, entre otras, te aportan muchas cosas”, comentó a LA VOZ y Cadena SER.

Nueva vida

Del estrés del banquillo a la relajación de poder estar más tiempo con los suyos. Fernando Soriano cerró un capítulo, pero no la historia completa, como entrenador. Aunque echa de menos el día a día en los entrenamientos, no esconde que esta etapa le aporta sensaciones diferentes: “Estoy más tranquilo a nivel personal. Disfruto más de mi familia, no viajo los fines de semana, no compites... Es otra forma de vida, pero busco motivaciones y la de la Fundación es gratificante”.

En este sentido reconoció que sigue teniendo el gusanillo de ser entrenador. Implicado a fondo en la Fundación, Soriano es un hombre de deporte y se siente preparado para lo que venga. Con experiencia en Segunda, apunta que a medio-largo plazo regresaría a los terrenos de juego: “A mí me encanta el fútbol y lo vivo con intensidad. No he olvidado los banquillos. No sé qué pasará dentro de una semana, un mes o un año, pero tengo claro que en el proyecto de la Fundación Almería entré para echar una mano e intentar iniciarlo”. Recuerda que todos los días se aprende algo nuevo: “Nunca se sabe, porque sigo viendo mucho fútbol, ya que me formo cada día. El desarrollo es constante y ya veremos”.

Su mejor amigo

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A los nostálgicos aún se les hace raro ver a Corona y Soriano vestidos de calle. Siguen practicando el deporte de sus vidas con los amigos y no pierden el espíritu competitivo: “Corona está más cerca del campo que yo, pero es cierto que la edad manda. Ojalá pudiéramos jugar hasta el final, aunque vienen jóvenes que aprietan y tienes que dejar paso”. La vida le ha cambiado no solo tras pasar al banquillo, sino cuando colgó las botas: “En mi caso llegó mi retirada hace año y medio y ya se ve todo de una manera diferente”.