Pino Sosa localiza a su padre en el pozo de Tenoya tras 81 años de incertidumbre
Las pruebas de ADN han confirmado que uno de los cuerpos rescatados de este pozo de Gran Canaria, escenario clave de la represión franquista en las Islas, es el de José Sosa, padre de la presidenta de la Asociación de Memoria Histórica de Arucas
Las Palmas de Gran Canaria
La tarde del 26 de febrero de 2018 estará grabada para siempre en la memoria de Pino Sosa, la presidenta de la Asociación de Memoria Histórica de Arucas. Una jornada en la que acabó con 81 años de incertidumbre en los que intentó saber qué le ocurrió a su padre, José Sosa, el 18 de marzo de 1937 después de que los sublevados sacaran le arrastras en plena noche de su domicilio.
Según las pruebas de ADN, los dos primeros cadáveres identificados -de los 14 hallados- por el director del Servicio de Genética Forense de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, José Pestano, corresponden a Domingo Gómez y José Sosa, el progenitor de Pino.
La hija de este latonero de Las Chorreras reconoce que la mezcla de sentimientos no le ha dejado dormir en toda la noche "dando vueltas" sabiendo que el primer cuerpo que ha salido de este escenario de la represión durante la Guerra Civil fue el de su padre. Aún así, y sabiendo que ya podrá dar sepultura a su progenitor, asegura que "la lucha aún no ha acabado". "Nadie me ha pedido perdón por lo que le hicieron a mi padre. Dicen que se equivocaron, pero ¡vaya equivocación! Le pegaron dos tiros en la nuca", lamenta Sosa.
"Lo que queremos es sacarlos a todos de donde están, porque los pozos están para albergar agua y vida", denuncia esta mujer que ha dedicado prácticamente toda su vida a luchar por aquellos quienes fueron asesinados durante la represión franquista sin conocerse su paradero. Para Sosa terminan ya ocho décadas en las que ya creyó una vez haber encontrado a su padre en otro pozo de Arucas en el que hallaron los restos de otros 24 represaliados.