Sobre la propuesta de reforma electoral de Coalición

Santa Cruz de Tenerife
Aún no tengo muy claro si la ridícula propuesta de reforma electoral de Coalición Canaria va en serio o es de coña. No han tenido el valor y la decencia de plantear una lista electoral regional que contraponer al penoso sistema de restos que los otros partidos se sacaron de la manga, para meterse cada uno un par de diputados más en el coleto. Ese –la lista regional- es el formato que incorpora el Estatuto –en un compromiso político no articulado- y el único que contribuiría de verdad a resolver de una vez el problema de la representación en Canarias.
Después de dos años de debate público alimentado por ‘Demócratas para el Cambio’, de pronunciamientos partidarios, ponencias y comisiones parlamentarias, opiniones de expertos y componendas de los partidos, la opción de la mayoría –el colegio de restos- es un formato bastardo, sorprendentemente avalado por ‘Demócratas para el cambio’, en abierta contradicción con sus criterios de partida. Dicen que se trata del único modelo que aceptarían los partidos, pero yo creo que es una chapuza que no resuelve nada, cabrea a la gente que sólo ve como los partidos se reparten más diputados, y demuestra claramente el fracaso de nuestras instituciones y nuestra sociedad civil.
Ahora Coalición remata la faena de esta reforma que no saldrá, con la chafarmejada de los tres diputados. Un sistema ‘pret a porter’ que apenas resuelve el problema de Fuerteventura, pero que a ellos les conviene. Cada partido hace la propuesta que más le interesa, o no hace ninguna –como el PP- y se suma a la que sabe que no va a salir. Lo que está ocurriendo con la reforma del sistema electoral es una patética vergüenza. Los partidos canarios ya han demostrado que son incapaces de consensuar un sistema. Me temo que tampoco serán capaces de forzarlo en la negociación de un Estatuto cada día más atrasado. Si esto sigue así, en el 2019 volveremos a repartir los diputados de acuerdo con la ‘triple paridad’. Para que luego digan que es un sistema fracasado: ya va camino de cumplir los 40 años funcionando.




