Cuando triunfar en casa es difícil
Los vigueses en el exilio
Vigo
El sueño de todo deportistas es poder triunfar en el equipo de tu tierra, algo de lo que puede presumir Iago Aspas, que es el santo y seña del Celta de Vigo, un jugador criado en la cantera del Celta, que en su día emigró para buscar suerte en otra Liga y otros equipos pero que como el hijo pródigo regresó a casa para convertirse en el ídolo del celtismo.
Son muchos los jugadores vigueses que no han tenido esa suerte. Jugadores de una calidad mayúscula que no han tenido la suerte de poder hacer lo que más le gusta en el equipo de su ciudad. Y en Vigo tenemos varios casos.
Adrián Alonso, deportivamente conocido como Pola estuvo el tiempo que pudo en Galicia. En Vigo el sueño del fútbol sala solo duró un año. Sus inicios, en Redondela pero rápidamente el Lobelle posó sus ojos en su talento. Seis años más tarde el Inter Movistar ya lo tenía fichado para convertirse en un referente de la Liga y de la selección española de fútbol sala. En su palmarés con el Inter, Liga, Copa de España, Copa del Rey, Supercopa. Con la selección ya atesora una Eurocopa en 2016 y el presente año tuvo que conformarse con el subcampeonato. En su ciudad ha empezado a introducir el fútbol sala con la creación de su primer campus y su sueño en un futuro, una escuela deportiva que lleve su nombre.
El balonmano es el deporte en el que tenemos más emigrados. Hace años Cangas, Octavio y Teucro reinaban en la Liga Asobal. Hoy en día el Frigoríficos y con muchas papeletas de caer en la división de Plata. Pedro Rodríguez pudo probar suerte en casa pero el Octavio se le quedó pequeño. No tardó en dar el salto a la Liga Asobal pero con 25 años, ser uno de los mejores de Europa en su puesto hace que los equipos se rifen sus goles. Desde hace dos temporadas milita en el Pick Szeged de la liga húngara. Debutó con la selección española el Torneo Internacional de Polonia.
Diego Piñeiro también dio sus primeros pasos en el Academia Octavio pero con 16 años recibió la llamada de Ademar de León. Allí empezó en el segundo equipo pero acabó convirtiéndose en el pivote referente de la Liga Asobal. Internacional en todas las categorías de la selección española, el año pasado debutó con la absoluta.
Llegó al mismo tiempo a la Roja que Rodrigo Corrales. El cangués llegó para quedarse y convertirse en una pieza clave del combinado nacional. Recientemente y con un papel importante, acaba de ver cumplido un sueño, el de conseguir el oro en el Campeonato de Europa de Balonmano. La crisis de la Liga Asobal le hizo probar suerte fuera y milita desde el pasado verano en el Paris Saint Germain.
Y los tres internacionales gallegos tienen un sueño...poder jugar en su casa en la máxima categoría del balonmano nacional y en un equipo de garantías. Sueño que, por ahora, parece difícil de cumplir.