Cursach no tiene quien le juzgue
Eso solo significa que no somos suficientemente poderosos

"La línea roja" de Matías Vallés (13/03/18)
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PALMA
Tengo que confesarles que las palabras de estos comentarios me pertenecen, aunque ya lo habrán notado.
En cambio, las ideas para los asuntos que tratamos proceden de mi frutero.
En efecto, sería más peligroso que los argumentos me los diera mi carnicero.
Tal vez porque me veía reticente a compartir un asunto de actualidad con ustedes, mi frutero me dijo ayer “¿y del juez de Cursach, qué?”
No es un tema para despacharlo a bote pronto, y los fruteros están incluso más ocupados que la mayoría de nosotros.
Mientras me pesaba las fresas, le solté una frase críptica: “Un médico de Urgencias no debe ser examinado con los mismos criterios que una cirugía planificada”.
El médico cargado de sueño, que recibe un paciente inesperado, que sangra brutalmente, y que comete un error en la gestión, no siempre merece el castigo del tribunal de bioética del hospital, que acaba de darse un banquetazo bien regado.
Hoy le concretaría a mi frutero la recusación de Penalva, en una frase con evocaciones de García Márquez:
Cursach no tiene quien le juzgue.
Me replicarán ustedes que todos tenemos a alguien que nos juzgue.
Eso solo significa que no somos suficientemente poderosos.




