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Homenaje de Tarancón al poeta conquense Federico Muelas

Gema Garrido revive al polifacético Federico Muelas en el espacio 'Callejeando por Tarancón' de esta semana

Gema Garrido

Tarancón

En Hoy por Hoy Tarancón nos hemos fijado esta semana en el poeta conquense Federico Muelas. Gema Garrido, autora de 'Callejeando por Tarancón' que se emite cada martes a partir de la una de la tarde en Radio Tarancón, ha hecho una parada en la calle dedicada a este personaje. La vía discurre entre la Calle San Roque y la Avenida Juan Carlos I y acaba enfrente del Colegio Melchor Cano. 

'Callejeando por Tarancón' con Gema Garrido (13/03/2018)

13:58

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BIOGRAFÍA

Federico Muelas y Pérez de Santa Coloma nació en Cuenca en 1910. Esta es la fecha aceptada por la mayoría, aunque en el año 2010, el joven investigador Israel José Pérez Calleja, dio a conocer que la verdadera fecha de nacimiento fue el 7 de octubre de 1909, aportando su partida de nacimiento. Según cuenta en un artículo en ABC Amador Palacios, Muelas era un tipo especial, con una gran afición por lo simbólico y una extraña coquetería, al que le parecía más redonda para nacer la cifra de 1910.

Federico nació en el seno de una familia acomodada, con ideología liberal y de firme fe cristiana. En su tesis doctoral, Ángel del Valle Nieto explica que su padre, telegrafista de profesión, era un hombre inteligente y culto que le enseñó a conversar y le aficionó a la lectura; y su madre, originaria de Filipinas, procedía de una familia de linaje militar, y le inculcó el sentido del ritmo y de la canción.

Federico Muelas realizó los estudios de educación primaria en un colegio muy religioso y el bachillerato en el instituto de Cuenca. En 1925 comenzó a estudiar Medicina en la Universidad Complutense de Madrid, pero tuvo un desprendimiento de retina que casi le deja ciego y tuvo que regresar a Cuenca. Gracias a la ayuda de su padre, que le leía los textos, pudo cursar como alumno libre la carrera de Farmacia y en 1929 obtuvo la licenciatura. Más adelante se licenció en Derecho, también en Madrid.

Antes de la guerra había contactado con ambientes literarios y artísticos y se inició como colaborador de periódicos y revistas. En 1935 fundó en Cuenca la tertulia El bergantín de la vela roja, donde “los conjurados de Contrebia” (nominación mitológica de las tierras conquenses) se reunían en los sótanos de una taberna. Era habitual ver a Federico en la tertulia del Café Colón, hablando sobre lo divino y lo humano junto a figuras de las letras y de las artes como Miguel Valdivieso, Acacia Uceta, Fausto Culebras, Lorenzo Goñi, José Luis Coll, Leonardo Martínez Bueno y los entonces jóvenes Miguel Zapata, Raúl Torres y Raúl del Pozo.

Durante la República y a través del programa de difusión cultural Misiones Pedagógicas, recorrió los pueblos con su teatro de guiñol “La cometa”, al estilo de la mítica La Barraca. También trabó relación con Federico García Lorca y lo trajo a Cuenca.

En julio de 1939 se casó con su novia de toda la vida, Consolación Jiménez, con quien tuvo siete hijos. En 1941 se trasladaron a Madrid. Entre 1946 y 1950 tuvo una farmacia en el barrio de Chueca, en la Calle Gravina. En su rebotica estableció una tertulia a la que asistían personalidades de la talla de Sánchez Mazas, Cela, Gerardo Diego o Eugenio Montes. Más tarde fundó la Asociación Española de Farmacéuticos de las Letras y las Artes de la que fue primer presidente.

También fue funcionario en el ministerio de Información y Turismo, pero su principal vocación fue el periodismo y la poesía. Fue codirector, junto a Ángel Crespo y Gabino-Alejandro Carriedo, de la revista El pájaro de paja. Crespo decía de él que era un “ácrata católico con vocación frustrada de librepensador”.

El poeta taranconero, Carlos Morales, cuenta que Federico Muelas entró en contacto con Carlos de la Rica en 1951, cuando sólo era un seminarista rubio que apenas sobrepasaba los veinte años de edad y se postulaba para el sacerdocio.

En 1959, Muelas publicó su primer libro, “Apenas esto”, una antología de la obra poética que había escrito hasta entonces, con la que ganó el Premio Larragoiti, de la Real Academia Española de la Lengua.

Fue colaborador de las revistas culturales La Gaceta Literaria, Escorial y Vértice, así como de los periódicos y publicaciones ABC, La Vanguardia, Pueblo, Arriba, Fotos, Blanco y Negro, Life, Journal des Voyages y diversos diarios hispanoamericanos. En Ofensiva publicó numerosos artículos sobre temas conquenses, siempre en defensa del patrimonio cultural, que consideraba esencial para la recuperación del dinamismo y el futuro de Cuenca.

Fue guionista de cine, dialoguista, redactor en Radio Nacional de España y TVE; pronunció numerosas conferencias y fue juglar en juegos poéticos, recitales y pregones a lo largo de toda la geografía española.

En abril de 1965 se le concedió el ingreso en la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. También fue nombrado hijo Predilecto de Cuenca y recibió el título honorífico de Cronista Oficial de la Ciudad.

En el blog Páginas de mi Desván,el escritor conquense,José Vicente Ávila, indagó sobre los orígenes de los pregones de la Semana Santa de Cuenca, que se remontan hasta 1945, año en el que Federico Muelas lanzó a la rosa de los vientos, a través de los micrófonos de Radio Nacional de España, las primeras palabras sobre la Pasión conquense.

 Pregonó por radio en los años 1946, 1948, 1949, 1950, 1951 y 1952, y el 24 de marzo de 1961, pronunció el pregón en el salón de actos de la Casa Sindical con el título “Exaltación y profecía de la Semana Santa de Cuenca”. Además, escribió un pregón para el año 1968, que tuvo que leer Demetrio Castro Villacañas porque él estaba enfermo. En total llegó a sumar diez pregones.

Falleció en Madrid, a causa de un derrame cerebral, el 25 de noviembre de 1974.

RECONOCIMIENTOS

La Diputación Provincial le concedió, a título póstumo, la Medalla de Oro de la Provincia en 1974. El ayuntamiento de la ciudad le puso su nombre a un colegio y a una calle, y su Soneto a Cuenca, modelado en un libro de piedra delante de la Casa de Cultura, es todo un reflejo poético del amor de Federico por la ciudad que le vio nacer.

En el año 1975, su paisano, el cantautor José Luis Perales, le dedicó su Canción para un poeta, donde evoca su faceta de amante de las campanas. Perales se inspiró en varias poesías suyas en sus canciones, que luego han sido éxitos en España y en toda Latinoamérica.

Carlos de la Rica, en su editorial El Toro de Barro, publicó un extenso volumen con su poesía completa cinco años después de su muerte. También en esta editorial publicó en 1987 el poema religioso-conquense “Mito”. En el año 2000, el taranconero Carlos Morales reunió en un tomo, con el título de “Poesía secreta”, los libros, “Ardiente huida” y “Libro de las arengas”, escritos ambos en los años cincuenta bajo el influjo estético del surrealismo.

En el año 2008, el Ayuntamiento de Cuenca convocó por primera vez el Premio de Poesía Federico Muelas, con el que quiso rendir homenaje al poeta conquense, que fue Cronista Oficial de la ciudad y animador cultural durante cincuenta años.

En 2011 se presentó el libro “Estudio y edición de la poesía de Federico Muelas”, editado por la Diputación Provincial de Cuenca, en el que el autor, Alfredo Muela Calero, pretende paliar la deuda que pudiera existir con la obra de este polifacético escritor. En él analiza minuciosamente todo el campo poético del escritor y también su prosa, reflejada en una nutrida colección de cuentos altamente imaginativos y muy amenos.

CURIOSIDADES

El escritor conquense, José Vicente Ávila, da muchos detalles curiosos sobre la vida de Federico Muelas en una entrada que escribió en su blog con motivo del 40 aniversario de su muerte, en noviembre de 2014.

Cuenta, por ejemplo, que Federico Muelas fue inicialmente enterrado en un nicho del Cementerio “Santísimo Cristo del Perdón” pero como siempre le encantó pasear por el Camino de San Isidro, contemplando la Hoz del Júcar y sus chopos nazarenos, su viuda, Consolación Jiménez, solicitó a la Hermandad de San Isidro Labrador que los restos fueran trasladados al cementerio de ese pintoresco lugar.

Seis años después, el 25 de noviembre de 1980, con la colaboración del Ayuntamiento y del periódico “Diario de Cuenca”, los restos del escritor fueron trasladados hasta el camposanto de San Isidro. La caja mortuoria fue sacada del nicho y trasladada en la furgoneta de reparto del periódico en el que Muelas colaboró asiduamente desde su fundación.

Tras el oficio responsorio realizado por Carlos de la Rica, los restos del poeta fueron inhumados y allí mismo se celebró una “corona poética” en la que participaron varios escritores y amigos del homenajeado. Así se puso en marcha el Cementerio de Personalidades Conquenses, en la zona ajardinada de San Isidro, al que se sumarían Fernando Zóbel en 1984; Luis Marco Pérez en 1985; Bonifacio Alfonso y Florencio Martínez en 2013 y Miguel Zapata en 2014.

Otra de las curiosidades que narra José Vicente Ávila es que Muelas tiene en Cuenca una estatua de bronce, obra del escultor Javier Barrios, que se inauguró el 25 de noviembre de 1984 en la plaza de Cecilio Albendea, pero que, tras algunas gamberradas, tuvo que ser trasladada a las ruinas de la antigua iglesia de San Pantaleón, desde donde parece observar la vida de la ciudad, mirando a la calle de San Pedro.

EL HORCINO DE MUELAS

Un hocino es una casa de campo que dispone de huerto y está situada junto al terreno que dejan las quebradas de las montañas cerca de los ríos o arroyos. Es una construcción frecuente en las hoces de los ríos Júcar y Huécar, que rodean Cuenca.

Existe una ruta, llamada la “La Senda del Hocino de Federico Muelas”, por la que, además de disfrutar de unas magníficas vistas de la ciudad y de la Hoz del Huécar, se puede llegar hasta las ruinas del hocino que tuvo el poeta conquense. Esta senda, de unos dos kilómetros de largo se inicia en el Puente de San Pablo y finaliza cerca de los restos Castillo.

La semana que viene hablaremos de la Calle Fray Luis de León.

 

 
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