Caliente, caliente
El Sporting se lanza peligrosamente hacia el ascenso directo tras ganar con solvencia en un campo donde nadie se imponía desde hace más de un año

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Huesca
Ni los más veteranos del lugar recordaban tanto frío en Huesca en el mes de Marzo. De hecho, aseguraban que no recordaban una temperatura tan gélida en mucho tiempo. "Esto no es lo normal aquí. Hace frío pero no tanto como hoy", aseguraban muchos oscenses. Sería exagaredo decir que tenían que hacer el mismo ejercicio de memoria para recordar una derrota del Huesca en casa, pero tampoco es lo normal. Y el Sporting no solo ganó, sino que además lo hizo con una superioridad incontestable, ahondando en la herida oscense y, lo más importante, demostrando que el equipo gijonés ya está ahí, que ya es un rival a tener en cuenta para el ascenso directo.
El Sporting ya se lo cree. Ahora confía en sí mismo, en su fútbol, en su capacidad como equipo. Ha pasado de ser un alma en pena a un candidato al playoff y, desde este lunes, un firme aspirante a todo. El ascenso directo sigue lejos (cinco puntos no son fáciles de remontar), pero en la dinámica en la que está el equipo gijonés, todo es posible. Los rivales ya le tienen miedo. Muchos vieron el partido, televisado en abierto y sin más fútbol que le hiciera sombra, y habrán comprobado que este equipo va lanzado. A cero grados, el Sporting ha encontrado su punto de fusión.
Este equipo tiene hasta fortuna. Hace algún tiempo, cuando ni ellos mismos creían en sus capacidades, el Huesca hubiera marcado en los primeros minutos o hubiera transformado en gol los dos balones que estrelló en la madera. Pero el fútbol es cuestión de dinámicas; ahora el Huesca está de nones y al Sporting le sale todo de cara.
El cambio no es casualidad. Influye el orden que le ha dado Rubén Baraja a este equipo, con una solidez extraordinaria. Son ya seis partidos sin recibir un gol y no importa quién componga la defensa. En Huesca, con una zaga inédita (Juan Rodríguez-Guitián) el nivel defensivo fue fantástico. Los dos centrales estuvieron, sencillamente, soberbios.
E influye, claro, la presencia de Jony. Por lo que hace y por lo que genera a su alrededor. Porque le sale todo, porque sus compañeros se contagian de su entusiasmo y su verticalidad y porque los rivales se acongojan cuando le tienen delante. De las botas del cangués salen obras de arte en cada partido; una de ellas, el centro que le sirvió en bandeja el primer gol a Michael Santos. Otro que tal baila.

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En Málaga se tirarán de los pelos. Ellos, últimos y casi desahuciados, ven cómo dos de sus descartes aúpan al Sporting hacia Primera. Jony centra y Santos remata. Y, en la segunda parte, Santos pelea, roba y define. Son ya quince goles los del uruguayo, que tienen más mérito si se recuerda que durante buena parte de la temporada jugó escorado a la banda.
El Sporting pudo nadar y guardar la ropa con el partido sentenciado, pero no lo hizo. Sólo pecó de timorato en los primeros minutos del encuentro, cuando esperó (quizás demasiado) al Huesca en su campo, imaginando un arranque fulgurante. Luego se mostró ambicioso, también a partir del 0-2. De hecho parece increíble que no llegara el tercer gol en otra formidable asistencia de Jony, que pecó de generoso al ceder el balón a Nano Mesa, que falló de forma increíble.
La celebración de los rojiblancos con el pitido final deja claro que lo conseguido en Huesca no son solo tres puntos. Es lo que le faltaba al equipo: ganar fuera de casa a un rival de esta entidad y con semejante contundencia. Este resultado le cambia la vida al Sporting. Si le gana el sábado al Rayo en El Molinón el ascenso directo quedará a dos puntos, haga lo que haga el Cádiz. En el estadio gijonés se vivirá, seguro, ambiente de final.

David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...




