El color del dinero
(...) El pasado año dos grupos de medios de comunicación regionales, Edigrup y Promecal, recibieron de ese mismo gobierno, vía publicidad institucional, algo más de 22 millones de euros. Sin duda es una buena forma de comprar el apagón informativo que sufrimos los ciudadanos de esta bendita comunidad autónoma (...)

La opinión de Ángel Santiago Ramos
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León
Si observamos en qué se gastan el presupuesto las instituciones públicas conoceremos el tamaño de sus intereses y el color de sus debilidades.
El sindicato de enseñanza CGT acaba de hacer denuncias como panes de grandes de los recortes de la Junta de Castilla y León en materia de educación. En la década 2006/2016 León ha perdido un millar de profesores. En la plantilla actual, cerca de un 30% son interinos. Y los contratados, señalan, trabajan en condiciones laborales de precariedad.
Valoren ustedes mismos lo que le importa la enseñanza pública al gobierno de la Junta de Castilla y León.
El pasado año dos grupos de medios de comunicación regionales, Edigrup y Promecal, recibieron de ese mismo gobierno, vía publicidad institucional, algo más de 22 millones de euros. Sin duda es una buena forma de comprar el apagón informativo que sufrimos los ciudadanos de esta bendita comunidad autónoma.
El Ayuntamiento de León está multiplicando las inversiones en la milla de oro que será la calle Ordoño II y adyacentes. Mientras, otras calles o barrios enteros como San Claudio, El Egido y todos los periféricos, sufren las consecuencias de un abandono municipal sistemático.
Sin nomenclatura de rey, los miles de residentes y usuarios de la calle Miguel Castaño padecen las consecuencias de un volumen de tráfico que es más propio de una autovía que de una céntrica arteria urbana. Cada día transitan por ella más de 10.000 vehículos que, en alguna de las horas punta, pueden superar los 800 vehículos repartidos en sus cuatro viales.
Los niveles de contaminación ambiental (aire y acústica) en esta zona superan ampliamente las cifras que la OMS recomienda no sobrepasar. Claro que sí tiene color el dinero. Y consecuencias.




