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Cofradías de Palencia y ¿hermandad?

El comentario de Juan Francisco Rojo

Cofradías de Palencia y ¿hermandad?

Cofradías de Palencia y ¿hermandad?

Palencia

En estos días en los que nos disponemos a celebrar la Semana Santa, unos más que otros cierto es, me gustaría apelar a la hermandad de ese impresionante movimiento humano que son las cofradías penitenciales de Palencia. Miles de mujeres y hombres que por distintos motivos, a veces más allá de lo meramente religioso, se implican en los numerosos actos que conforman la programación. Aprovecho para apelar a la unidad de las cofradías, algo que debería ser obvio porque lo llevan en el nombre: hermandades penitenciales.

A veces en este tipo de agrupaciones predominan los afanes de protagonismo, los divismos y los intereses personales por encima de los comunes. Me gusta el discurso que implementa en su cofradía el nuevo Hermano Mayor de la Vera Cruz, Agustín Ramos, Tinin para los amigos. Su mandato, según expresa en su manifiesto de intenciones, busca desarrollarse sin exclusiones, haciendo que todos los hermanos sientan la cofradía como suya. Esperemos que lo consiga, que nadie ponga palos en las ruedas, porque la gestión de la Vera Cruz, al igual que ocurre con otras cofradías palentinas, no es fácil.

En una Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional no debería haber tiempo para desperdiciar energía dividiendo. Todo esfuerzo debería encaminarse a la unidad. Y eso Tinín y su equipo lo llevan como emblema. Las cofradías y sus enfrentamientos, cuando se producen, sólo son un reflejo de una sociedad cainita que repercute en todo tipo de sectores.

Qué decir de una provincia que tiene dos asociaciones de hosteleros porque el gremio, con la que está cayendo, es incapaz de unirse. Qué concluir de una capital que tiene varias asociaciones de comerciantes reclamando protagonismo en un sector que atraviesa por una crisis tremebunda. Qué decir de una capital en la que tenemos hasta tres asociaciones de taxistas, una de ellas casi inexistente con sólo dos profesionales.

A lo mejor les estamos pidiendo a las cofradías lo que otros sectores son incapaces de conseguir: unidad. El problema en este tipo de organizaciones, cofradías, comerciantes, hosteleros taxistas y otros, es que hay demasiado vanidoso que quiere ser el novio, el padrino y hasta el invitado en la boda. Quiere ser y parecer. Ostentar y tener influencia en una capital de provincia en donde a muchos y muchas les encanta que les traten de Don y Doña.

Ansían llegar a Ilustrísimos y Excelentísimos con mayúscula. Esos son peligrosos; porque siempre antepondrán sus intereses a los comunes. Son la carcoma que divide a todo tipo de colectivos. Y en estos tiempos lo que necesitamos es unidad.

 
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