La lluvia acorta la procesión de las Turbas y desluce el Viernes Santo de Cuenca

Cuenca

Había previsión de lluvias débiles y dispersas y se cumplieron los pronósticos. A las siete de la mañana, cuando la procesión Camino del Calvario de la Semana Santa de Cuenca, llevaba hora y media en la calle, las primeras gotas hicieron acto de presencia. En ese momento los turbos estaban en Carretería. De forma intermitente y débil, las gotas siguieron cayendo mientras la procesión cruzaba la calle Calderón de la Barca y los Turbos subían ya por las curvas de la Audiencia. Desde las ocho la lluvia estuvo más presente y a las ocho y media en punto se hacía público, a través de la cuenta de Twitter de la Junta de Cofradías, la decisión acordada entre las hermandades de la procesión: acortar el recorrido por la lluvia y desviarse por la calle del Peso hacia la iglesia de El Salvador, sin subir a la plaza Mayor.

Ampliar

El protocolo establecido para los casos de lluvia de esta procesión lo establece así, y la noticia tampoco sorprendió porque, ya desde la subida por Palafox, entre los turbos existía esa duda. Una vez tomada la decisión, la noticia fue trasmitida boca a boca y las Turbas, que estaban ya en los Oblatos, empezaron a bajar por las escalerillas de San Andrés o la calle Madre de Dios hacia El Salvador. Los monaguillos regresaron por Andrés de Cabrera para seguir por la calle del Peso por la que discurrió después el resto de la procesión sin registrarse ningún incidente reseñable.

Una salida ágil

Antes de que la lluvia aguase el Viernes Santo de Cuenca, el amanecer del día más importante para esta ciudad castellana, se presentó sereno y expectante. Todos hablaban de las previsiones, pero confiaban en la poca probabilidad. A las cinco en punto se abrieron las puertas de la iglesia de El Salvador para la salida de las hermandades.

Los turbos que abarrotaban la placeta y la cuesta de San Vicente llamaban con sus tambores destemplados y clarines estridentes al Jesús de la Mañana que realizó un primer tramo hasta la Puerta de Valencia de forma ágil. Seguían al Nazareno, San Juan Evangelista y la hermandad de la Soledad de San Agustín, el primero acompañado por la Banda de Música La Concepción de Horcajo de Santiago, y la Madre por la Juvenil Filarmónica de Villamayor de Santiago.

A lo largo de las calles Las Torres, Aguirre y Carretería se incorporaron muchos turbos, algunos de ellos con niños, y el público esperaba el desfile desde las aceras del centro peatonal de la ciudad.

Le escarnecían los clarines al Jesús de las Seis en el puente de la Trinidad, desde el monumento a las Turbas de Cuenca, y los plásticos empezaron a cubrir los guiones, cetros y, finalmente las imágenes. La lluvia se unía al cortejo y decidiría su final anticipado poco después. Quedan para otro año la subida y la entrada a la plaza Mayor, el recibimiento por miles de conquenses y visitantes desde el centro de la ciudad antigua, el baile a las imágenes bajo los arcos del ayuntamiento y el posterior canto del Miserere, ya a la bajada, desde las escalerillas de la iglesia de San Felipe.

Ampliar

Parte de incidencias

Más allá de la procesión, la madrugada del Viernes Santo se sucedía sin incidentes reseñables. Destacar “un intento de atropello a una patrulla de la Policía Local en el puente de la Trinidad, tras intentar darle el alto al vehículo”, según ha adelantado el alcalde de Cuenca, Ángel Mariscal, en declaraciones a SER Cuenca.

Por lo demás, siete personas tuvieron que recibir atención sanitaria. El Centro de Coordinación Operativo Integrado puesto en marcha para la procesión Camino del Calvario, registró un herido por lesión inciso contusa tras una agresión física; tres intoxicaciones etílicas; una persona inconsciente en la vía pública y dos traumatismos.

De los siete atendidos, cuatro tuvieron que ser trasladados al hospital Virgen de la Luz y una persona al Servicio de Urgencias de Atención Primaria.

Además se registraron cinco intervenciones relacionadas con la seguridad por causar molestias en la vía pública.