‘Un discurso sobreactuado’
El miércoles pasado por la noche, a las puertas de los días de fiesta de Semana Santa, de forma un tanto sorpresiva, y con la excusa de que queda exactamente un año para la salida de la UE, el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, pronunció un discurso televisado sobre el Brexit y sus repercusiones en Gibraltar
Firma Luis Romero, "Un discurso sobreatuado"
03:35
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/048RD010000000072502/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Algeciras
El miércoles pasado por la noche, a las puertas de los días de fiesta de Semana Santa, de forma un tanto sorpresiva, y con la excusa de que queda exactamente un año para la salida de la UE, el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, pronunció un discurso televisado sobre el Brexit y sus repercusiones en Gibraltar.
En términos generales se trató de un intento de explicación del proceso de negociaciones que está llevando a cabo Gibraltar y el Reino Unido, paralelamente al que Londres desarrolla con Bruselas. Sin embargo, no pudo dar muchos detalles novedosos.
La primera impresión tras el discurso es de sorpresa. Pese a reiterar que la primera ministra ha dado muestras evidentes de estar de acuerdo con el planteamiento expuesto por las autoridades gibraltareñas, resulta extraño el alto número de reuniones para alcanzar los anunciados acuerdos bilaterales de cara a asegurar una relación con Londres, tras la salida de ambos de la UE.
La grandilocuencia final del discurso, apelando a las generaciones pasadas y futuras, a los hijos presentes y a los futuros, introducen cierta sobreactuación que muy bien puede ser síntoma de cierto nerviosismo ante lo que se avecina y, quizás también, ante determinadas actuaciones de la metrópoli, no del todo claras a ojos de las autoridades locales.
Llama poderosamente la atención una de las primeras expresiones del discurso, tajante y contundente, que a más de uno de sus propios conciudadanos le habrá chirriado: “…nuestra estrecha relación con el Reino Unido es más fuerte y más importante para todos nosotros que nuestra pertenencia a la UE”.
De las tres líneas de acción en que resumió sus preocupaciones actuales: relación comercial con el RU tras el Brexit, fluidez en la verja y participación junto al RU en los futuros acuerdos comerciales con terceros países, sin duda el segundo, el de la fluidez en el paso, es en el que puso más énfasis y al que le otorgó una mayor trascendencia, no en balde de esa fluidez en la verja depende buena parte de la mano de obra que sostiene la economía local.
Insistió, porque lo ha dicho en otras ocasiones, que con los acuerdos alcanzados con Londres se protege el 90% de los negocios de servicios financieros y el mercado más importante del juego online. Para añadir que, actualmente, “los operadores de juego online de otras jurisdicciones de la UE no tienen ninguna garantía de acceso al mercado de servicios británico”. En este punto no he podido evitar pensar en el titular que se dice publicó en una ocasión The Times, con motivo de un fuerte temporal: “Temporal en el Canal. El continente, aislado”. Poner el acceso al mercado británico por delante del acceso al resto de la UE es una manera de verlo, sin duda, pero quizás poco objetiva y quizás poco rentable.
Negó sentirse amenazado por la cláusula 24 de las directrices de negociación europea, aunque si alguien precisa explicitar que no tiene miedo, es porque quizás sí lo tenga.
La parte final de su discurso fue la más cargada de emotividad y hasta de cierta crispación. En ella se refirió a un futuro “basado en la protección de nuestra soberanía, jurisdicción y control exclusivamente, EXCLUSIVAMENTE –repitió-, británicos”. Mantener la soberanía “única y exclusivamente británica” parece que es, en definitiva, el principal objetivo del Gobierno de Gibraltar. Eso es lo realmente importante. En Londres deben estar entusiasmados con esta tajante posición que les libera dar pasos en otra dirección.
En definitiva, pocas novedades, algo de sobreactuación y una buena dosis de populismo aderezado con unas perspectivas económicas que están por demostrar.