Los municipios afectados se posicionan ante la llegada del TAV

Pamplona

Una obra anunciada en 2003 y cuya fecha de llegada a Pamplona está prevista para 2023. Dos décadas con un debate recurrente; el Tren de Alta Velocidad. Si hacemos caso a la aritmética del Parlamento, 33 de los 50 escaños apoyan la infraestructura, aunque algunos como Geroa Bai prefieren llamarlo de Altas Prestaciones. En el otro lado, EH Bildu, Podemos e IE que consideran que el modelo de tren, con plataforma y catenaria paralela al actual trayecto es un despilfarro. Contradicciones dentro del propio Gobierno en las que insistía el PSN para comparar el volumen de inversión en la obra en el tramo vasco, 300 millones, con la de los 20 kilómetros proyectados para este año, 26. Ramón Alzórriz, secretario de Organización socialista acusa al PNV, que gobierna Euskadi, de “dejar de lado las inversiones en Navarra”, pese a participar en el gobierno que preside Uxue Barkos.

Antes de la crisis de financiación pública abierta en el arranque de la última década, el gobierno central de José Luis Rodríguez Zapatero pronosticó la llegada del TAV a Pamplona para 2015. Ahora la fecha apuntada por el ministro de Fomento, Iñigo de la Serna es 2023, pero uno de los aspectos que está por resolver es el futuro del trazado que tendrá la nueva vía para eliminar el conocido como bucle de Pamplona, que parte en dos la zona norte de la capital y su cuenca. Alternativa que pasa por unir Echavacoiz con Zuasti a través de la Cendea de Olza, que hoy mostraba una moratoria a este proceso de dos décadas de duración. Se trata de un municipio de 40 kilómetros cuadrados habitado por 1800 vecinos repartidos en 9 concejos que han aprobado una declaración que pide una moratoria en el desarrollo de una infraestructura que según su alcalde, Moisés Garjón, dejaría “enormes afecciones” a este municipio. Están previstos 3 viaductos y un túnel para llevar el trayecto desde la futura estación de Echavacóiz hasta Zuasti, donde acaba el trazado diseñado hasta ahora, a la espera de que Fomento decida la conexión con la Y vasca. Se trata así de evitar el conocido como “bucle de Pamplona” que separa barrios de la capital como San Jorge, la Rotxapea o localidades como Berriozar. Desde la Cendea de Olza piden al gobierno foral “que abra un proceso de participación sobre el futuro del tren” y que si la obra es considerada estratégica por el ejecutivo Barkos “se haga a la población consciente de esa necesidad”.

Las cuentas presentadas por el Gobierno central, que recuperó completamente la competencia sobre la construcción del tren a finales del año pasado, cuando disolvió el convenio firmado en 2010 con el gobierno navarro, proyectan la ejecución durante este año de los 20 kilómetros que separan la plataforma ya construida en 2013 y Olite. Zona Media en la que algunos ayuntamientos como el de Tafalla rechazan la obra pero en el que otros la ven con buenos ojos. Es el caso del alcalde de Marcilla, Mario Fabo, que destaca que “se están realizando las expropiaciones sin ningún problema” de cara a una obra que comenzará, previsiblemente este año. Fabo reconoce que “el tren no puede parar en todas las estaciones” pero reclama “altura de miras” a la hora de comenzar la construcción de la plataforma por la zona.