De Mora, Del Álamo y Román, a hombros en la corrida de "ASPAYM" en Toledo
Cada diestro cortó dos orejas en un festejo, en el que finalmente, la lluvia hizo acto de presencia
Toledo
Los diestros Eugenio de Mora, Juan del Álamo y Román cortaron dos orejas cada uno y salieron a hombros en la decimocuarta edición del festejo celebrado hoy en Toledo a beneficio de ASPAYM (Asociación Provincial de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados).
Se lidiaron seis toros de Conde de Mayalde, bien presentados aunque desiguales de trapío. Encastados los lidiados en primer, segundo y cuarto lugar. Nobles, aunque justos de fuelle el resto.
Eugenio de Mora, oreja con petición de la segunda y oreja.
Juan del Álamo, oreja y oreja.
Román, ovación tras dos avisos y dos orejas.
En cuadrillas, saludaron tras banderillear al segundo Jarocho y Gómez Pascual, y José Luis Triviño hizo lo propio en el cuarto.
La plaza registró casi media entrada en los tendidos.
La corrida de ASPAYM cumplió su edición catorce bajo amenaza -finalmente materializada- de lluvia. Esta circunstancia hizo que los tendidos registraran una entrada menos numerosa de lo que la ocasión merecía.
El alma máter de este festejo fue y sigue siendo Eugenio de Mora, quien un año más volvió a triunfar. Y lo hizo con su clásico toreo de mando y mano baja frente a un lote encastado. Su primera faena, que fue de más a menos, tuvo los mejores momentos por el pitón derecho, lado por el que hubo ligazón y también algún enganchón por la condición rebrincada del de Mayalde.
En el trasteo al cuarto primó el mando frente a la estética por el derecho. Mató bien, aunque tuvo que descabellar por partida doble.
Juan del Álamo instrumentó un primer trasteo basado en la garra. Inició el último tercio de rodillas, en una labor de toma y daca en el que no hubo sutilezas, aunque sí decisión y longitud en los derechazos más notables.
De nuevo hubo más mando que plasticidad frente al quinto, un toro que ofreció un buen pitón derecho. La faena evolucionó de un tono más arrebatado inicial a otro más pausado y templado ya con el aguacero cayendo con fuerza. Cortó una oreja a pesar de tener que utilizar el descabello hasta en tres oportunidades.
Román se entretuvo mucho con su primero, el ejemplar más deslucido del festejo, de acometidas desordenadas y pensándoselo mucho. A pesar de ello el valenciano insistió sin brillo hasta llegar a escuchar dos avisos, acabando con él al tercer intento.
Cerró plaza un toro noble pero muy justo de fuelle que, sin embargo, sí tuvo cierta clase por el derecho cuando Román terminó acoplándose con él en el tramo final de faena, en pases aislados por no poder ligar los muletazos. Resultó volteado sin consecuencias al entrar a matar, acabando con su oponente al segundo viaje, siéndole concedidas dos orejas, a todas luces, harto generosas