David vence a Goliat (La sentencia de Gaspar Arroyo)

Palencia

Detrás de la sentencia que condena a Gas Natural a indemnizar con casi siete millones de euros a las víctimas de la explosión de la calle Gaspar Arroyo, hay una serie de claves que convierten a la resolución judicial en histórica. La primera de ellas es el triunfo de David sobre Goliat. La victoria de la sociedad civil frente a las grandes corporaciones. Es el fruto de la perseverancia, de la tenacidad, del espíritu combativo de una asociación en general y de su presidente, José Luis Ainsúa, en particular.

Se criticó mucho a Ainsúa por su afán de protagonismo e incluso se cuestionaron algunas de sus acciones por considerarlas excesivas. El tiempo le ha dado la razón. Ha mantenido la llama viva desde el principio. Quiera el destino que nunca me cruce en mi vida con una tragedia como la vivida en Palencia el 1 de mayo de 2007. Pero si sucede, ojalá aparezca alguien como el presidente de la Asociación de Víctimas, una persona inasequible al desaliento e incisiva que ha sabido llegar hasta el final. Enhorabuena, señor Ainsúa.

Pero este proceso que se encauza a su final, todavía hay posibilidad de recurso, delata a una compañía, Gas Natural, deshumanizada. Todo le valía para defender tesis en algún caso impresentables. Cuando todavía estaba reciente la tragedia, llegó a mantener que todo podía deberse a las intenciones suicidas de un vecino. Luego enarboló la nada creíble teoría de la bombona de gas e incluso llegó a mantener que pudo haber un descuido de una vecina. Indecente. En este procedimiento ha habido además una juez, rigurosa, valiente y brillante.

Una juez sustituta que, lejos de dejar pasar el cáliz, lo ha bebido con todas sus consecuencias. Se llama Nuria García Gil y su sentencia pone de manifiesto una sensibilidad con las víctimas y un sólido armazón argumental que prácticamente no deja resquicios para el recurso que, seguramente, interpondrá la condenada. Leyendo la sentencia, se entiende que haya precisado de meses para elaborarla.

Volviendo a la Asociación de Víctimas, hay que agradecerla también que haya sabido espolear tanto a Ayuntamiento y a Junta, que andaban un tanto aletargadas en este asunto a la hora de reclamar el dinero público que se llevó por delante la explosión de hace once años. Lo triste es lo que ha habido que esperar. Han sido unos cuantos los que se han quedado en el camino y no han sido testigos de esta victoria. Sirva también este comentario de homenaje a los que ya no están y sus familias. ¡Enhorabuena Asociación de Víctimas! ¡Enhorabuena, señor Ainsúa! Aquellos que os despreciaron, os minusvaloraron.