Saúl Berjón, al rescate

Oviedo

La clasificación de Segunda División sirve para saber qué equipo está siendo más regular a lo largo de una temporada, pero si uno se quiere regir por ella para saber quién debe ganar cada encuentro está equivocado. Y esa demostración ocurre todas las semanas. A un partido te puede ganar cualquiera, pero también puedes vencer a cualquiera. Y dentro de esa vorágine de resultados, el Real Oviedo ha salido beneficiado en los dos últimos partidos. Ya sea por el cambio de sistema o porque la suerte también te sonríe, los azules han vuelto a la senda de la victoria y, a estas alturas, es lo que más importa. Si los de Anquela consiguen clasificarse para el playoff, nadie se va a acordar de cómo consiguieron los tres puntos frente al Nàstic de Tarragona, pero sí de que se ganó y que, gracias a ello, se reenganchó a la pelea por el ascenso.

No fue un encuentro muy distinto al de otros en los que los puntos volaron del Carlos Tartiere ante conjuntos de una identidad parecida, pero el hecho de no encajar y ser certero de cara a portería hace que consigas victorias aun cuando las cosas no salen del todo como a uno le gustaría.

Llegaba al municipal ovetense un rival con la etiqueta de ser uno de los mejores visitantes a pesar de su situación en la tabla. Por fortuna, no sacó nada positivo de su visita pero sí se pudo apreciar el porqué de sus números lejos de su estadio. Sin complejos, plantó cara a todo un aspirante al ascenso. En esta ocasión se encontró con un equipo serio que, sin hacer un fútbol vistoso, apenas concedió ocasiones y tuvo una gran efectividad en ataque. El Oviedo dejaba llegar al conjunto catalán hasta donde quería, y solo daba la sensación de peligro en las faltas o saques de esquina. El acierto de los azules fue fruto de la lucidez de un futbolista que está un escalón por encima de sus compañeros, e incluso de la categoría. Sin duda la mejor jugada del partido la fabricó Saúl Berjón con la inestimable colaboración de Toché. Un desmarque, un pase, una dejada de cara y un disparo ajustado fueron las acciones suficientes para anotar un gol que suena sencillo dicho así, pero que requiere una precisión muy elevada. Berjón recibió un balón pegado a la línea de banda, encontró el apoyo de Toché que, previa orientación del balón, vio la llegada del ovetense para que este realizase un pase con el interior al fondo de la red. Calidad y sutileza al mismo tiempo.

A lo largo del choque no se apreciaron demasiadas jugadas elaboradas y el ataque carbayón dependía de la inspiración que tuviesen Fabbrini, Aarón Ñíguez o el propio Berjón, de que todos ellos conectasen con regularidad, pero no fue el caso salvo en alguna combinación aislada, como la del disparo del italiano desde la frontal del área en el segundo tiempo.

Anquela fue el primero reconocer que les faltó asociarse más, pero también el técnico sabe las premisas básicas para conseguir resultados. Cuando la velocidad con el balón no fluye, lo importante es ser un equipo competitivo. Y el Oviedo lo fue. Ganó las segundas jugadas, no permitió al Nàstic acercarse a las inmediaciones del área y supo parar el ritmo del juego en el momento que fue necesario. Eso también es fútbol, porque cuando los azules se ponen por delante suelen manejar como nadie estos aspectos que también dan puntos. Sumaron tres para ser un candidato al ascenso en una categoría que cambia de la noche a la mañana y de la que no te puedes fiar ni un solo instante.

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Con este triunfo, los ovetenses son sextos y afrontarán el próximo viernes un nuevo partido, otra vez en casa, ante el Real Valladolid a partir de las 21:00 horas. Para este choque, los abonados del club carbayón pueden retirar dos localidades al precio de 10€ cada una.