Ponce y Roca Rey triunfan en las Ferias de San Isidro de Talavera de la Reina

Toledo

Los diestros Enrique Ponce y el peruano Andrés Roca Rey cortaron dos orejas cada uno y salieron a hombros al término de la corrida celebrada hoy en la localidad toledana de Talavera de la Reina.

Se lidiaron seis toros de El Tajo y La Reina, De presencia desigual, destacando los tres últimos por mayor trapío. Sin entrega ni fondo los tres primeros. Bueno el cuarto, de nombre Lodazal, número 63, premiado con la vuelta al ruedo. Boyante y con clase el quinto. Encastado el sexto.

Enrique Ponce, oreja y oreja.

Jesús Martínez "Morenito de Aranda", oreja y gran ovación con saludos.

Roca Rey, que hacía su presentación en esta plaza, oreja y oreja.

La plaza registró casi tres cuartos de entrada.

Debutó Roca Rey en otra plaza más -aunque la de Talavera no es una más-, y lo hizo con el público de cara desde el arrebatado recibo de capote a su primero, si bien no pudo seguir con el mismo ritmo pues se quedó sin embestidas el de El Tajo, y por ende, el peruano, que derrochó disposición y remató con una gran estocada, que supuso lo más contundente de su actuación.

Tres cuartos de lo mismo ocurrió en el que cerró plaza, un toro encastado al que no le sobró clase. De nuevo disposición y una gran estocada como colofón a una presentación que, a buen seguro, tendrá mejores momentos en la ciudad de la cerámica.

Ponce anduvo molesto en el que abrió festejo, tanto por el propio toro, rebrincado y sin emplearse, como por el viento reinante. La estocada entera desprendida cobrada al primer viaje le valió el primer trofeo.

El segundo lo cortó al cuarto, un ejemplar que tuvo más movilidad que sus hermanos y al que el valenciano cuajó una faena de más estética que hondura. Encandiló a los tendidos con un toreo fácil y algo efectista. Pinchó y tuvo que descabellar, perdiendo, a buen seguro, el doble trofeo que le habría pedido un público entregado a la puesta en escena de Ponce.

Morenito lo bordó a la verónica en sus dos toros aunque la labor de más relieve la realizó al quinto, un boyante toro al que condujo con gusto descolgado de hombros. Lastima que el de El Tajo se viniera abajo cuando cogió la zurda.

De no haber fallado en la suerte suprema habría acompañado a sus dos compañeros en la salida a hombros.