Predicar con el ejemplo

Las Palmas de Gran Canaria

La política modula a las personas. A todos, de una manera u otra, les cambia la vida, y a algunos sus propios principios. Dejan de ser comunes ciudadanos para convertise en casta. Es lo que pregonaba Pablo Iglesias tras su primer gran resultado electoral. La casta, señalando a los políticos apoltronados y que se beneficiaban de su posición a lo largo de tantos años. Apuntaba directamente a aquellos como al ministro, Luis de Guindos ,que se compró un ático de lujo por 600.000 euros, lo mismo que se gastará Iglesias con su pareja en el chalet de Galapagar para su proyecto familiar. La pregunta que se hacía el líder de la formación morada era si entregaría la política económica a alguien que se compra un inmueble por ese valor tan elevado.

No tengo ningún problema en que cada uno se compre lo que considere oportuno pero en política la incoherencia está muy mal vista. Por mucho que digan que es para vivir y no para especular, a Iglesias y Montero, se les sitúa a partir de ahora en esa casta de políticos. Eso sí, no se debe confundir con que se trata de privilegios pero chirría.

El líder de Podemos abandona su barrio de Vallecas. Se aleja, se va a una urbanización a las afueras de Madrid. A una vivienda que nada tiene que envidiar a las que poseen otros rivales políticos a los que tanto criticó por las mismas debilidades. Siempre he rechazado las críticas, sobre todo en redes sociales, cuando un dirigente de izquierdas se gasta algo en cosas de las que disfrutan los de derechas sin ningún reparo para estos últimos.

Por supuesto que Iglesias puede comprarse un chalet, una mansión o un rancho pero lo lamentable de todo esto es criticar algo que luego haces y tratas de justificar. Es menos creible cuestionar el sistema para el acceso a una vivienda cuando te compras una cuya cuota supera el salario neto de un trabajador medio. Se puede ser tan coherente como el ex presidente de Uruguay, José Mujica, que sigue viviendo en una casita humilde a las afueras de Montevideo y mantiene su viejo coche, un escarabajo azul. Mujica es seguramente la antítesis del estilo de vida que a partir de ahora quiere seguir Iglesias.