24 años y 3 meses de cárcel por el crimen machista de Galápagos
El jurado popular le ha considerado culpable de asesinato con alevosía y ensañamiento y el juez le impone la pena de 24 años y 3 meses de prisión
Guadalajara
La Audiencia Provincial de Guadalajara ha condenado a 24 años y 3 meses de prisión al hombre que asesinó a su pareja hace dos años en Galápagos. El jurado popular le había considerado culpable de un delito de asesinato con la agravante de parentesco y las circunstancias de alevosía y ensañamiento.
El fallo, dictado ahora por el juez, le impone la pena de 23 años de prisión por un delito de asesinato; un año por delito de violencia de género recogido en el artículo 153 del Código Penal y 3 meses por resistencia a la autoridad. Además le priva de la patria potestad en relación a su hija menor y le prohibe aproximarse a la niña y a los padres de la víctima a una distancia inferior a 500 metros por un período de 33 años. Tendrá que indemnizar a la niña en 280.000 euros y a los padres de la víctima en 60.000 a cada uno de ellos.
HECHOS PROBADOS
La sentencia considera probado que este hombre, de 37 años, sobre las 3 de la madrugada de la víspera de reyes de 2016 se dirigió al dormitorio de la vivienda que compartía con su pareja, de 34 años, en la urbanización Montelar de Galápagos. La mujer estaba en la cama durmiendo en compañía de su hija de 5 años. Tras despertarla, con el propósito de acabar con su vida le asestó 14 puñaladas con un cuchillo de unos 20 centímetros de hoja en diversas partes del cuerpo como cabeza, tórax o abdomen. En la sentencia se dice que la muerte se produjo cuando estaba tumbada en la cama, recién despertada y de forma sorpresiva y desprevenida, sin posiblidad de oponer defensa.
Los apuñalamientos se producen en presencia de la niña de 5 años que llegó a abalanzarse sobre su padre para evitar la agresión. Esto le ha generado un padecimiento moral y psíquico con secuelas psicológicas precisando atención psicológica.
La defensa alegó un transtorno mental que le impedía saber y ser consciente de sus actos, alegación que no ha sido tenida en consideración.