Hace 30 años una comarca de Salamanca dijo no a un cementerio nuclear
En 1987, los vecinos de varios pueblos de los Arribes del Duero respondieron con contundencia a un proyecto de experimentación nuclear promovido por Enresa
Cuenca
Desde que se conoció que el municipio conquense de Villar de Cañas se postulaba como candidato a albergar el Almacén Temporal de Residuos Nucleares (ATC), en Cuenca se formó un movimiento antinuclear, inexistente con tanta presencia hasta entonces, porque esta provincia nunca había tenido que preocuparse por este tipo de energía ni por sus residuos.
El 30 de diciembre de 2011, en el primer Consejo de Ministros tras la primera investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, se anunció que el ATC se construiría en Villar de Cañas. Desde entonces, la Plataforma contra el Cementerio Nuclear en Cuenca, que cuenta con el apoyo de organizaciones como Ecologistas en Acción o Greenpeace, ha capitaneado la oposición popular al proyecto.
Puntualmente en SER Cuenca les informamos de cómo avanza o retrocede a este proyecto. Esta vez queremos contarles que hace 30 años una comarca de Salamanca dijo no a un cementerio nuclear. Hemos recordado esa historia con Emiliano Tapia, el que fuera portavoz de la Coordinadora del Bajo Duero, y uno de los mayores impulsores del movimiento antinuclear en los Arribes salmantinos. Hemos hablado con él en Hoy por Hoy Cuenca:
Hace 30 años una comarca de Salamanca dijo no a un cementerio nuclear
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Recién incorporados como país a la Comunidad Económica Europea (CEE), con el socialista Felipe González al frente del Gobierno de España, la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) promovió en la comarca salmantina de los Arribes del Duero la creación de un laboratorio experimental para estudiar la resistencia de los terrenos graníticos a la pervivencia en el tiempo de los residuos nucleares, el conocido como proyecto IPEX.
El plan fue mal recibido por los vecinos de estos pueblos limítrofes con Portugal. En una España que empezaba a andar en democracia y a la que llegaban el desarrollo económico y los aires de modernidad de Europa, aquella historia de los residuos nucleares causó cierto pánico entre los agricultores y ganaderos que, por aquellos años, tenían la esperanza puesta en una subvención para la reestructuración del viñedo, en los olivares y en la economía asociada al campo. Tal fue el rechazo a aquel proyecto nuclear que toda la comarca se unió en su contra.
La política también tuvo mucho que ver en esta historia. El proyecto venía promovido por el Estado, con un Gobierno socialista (también la Junta de Castilla y León y la Diputación de Salamanca estaban en manos del PSOE ese año), y desde las filas de Alianza Popular apoyaron la protesta. El propio José María Aznar, que era candidato y estaba a apenas unas semanas de las elecciones autonómicas se oponía a este “cementerio nuclear”, como le llamaban ya los vecinos de los Arribes del Duero. Por cierto, por estas o por otras, Aznar ganó y fue elegido presidente de la Junta de Castilla y León en esos comicios del 87.
Pero no todas las administraciones socialistas apoyaban el proyecto del laboratorio nuclear. La Diputación de Salamanca aprobó una serie de resoluciones y se puso del lado de los alcaldes de la comarca. El vicepresidente segundo de esa institución provincial en aquella primavera del 87, Luis Calvo, se dirigió al pueblo de Aldeadávila de la Ribera para comunicar a sus vecinos su apoyo. Cuando llegó, el Ayuntamiento celebraba pleno municipal y este hombre se tuvo que enfrentar a un pueblo y a una comarca con los ánimos encendidos. Nadie se detuvo a escucharle y fue retenido durante 30 horas hasta que una brigada de agentes antidisturbios de la Policía Nacional le liberó entre pelotas de goma y gases lacrimógenos.
Mientras este diputado estaba retenido, en Aldeadávila de la Ribera, se celebró una manifestación multitudinaria con vecinos de toda la comarca. Se llegaron a juntar cerca de 12.000 personas, según relataron los medios de comunicación de entonces.
Finalmente este proyecto del IPEX, del laboratorio nuclear o cementerio nuclear, como se le consideró, no salió adelante. Lo anuló el Consejo de Ministros del 26 de septiembre de 1987. Los vecinos ganaron después de ocho meses de protestas. En 2002, 15 años después, esta comarca fue declarada Parque Natural de los Arribes del Duero.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...