Luis Francisco Esplá, el torero que pinta
Un hombre poliédrico en el saber, filósofo de la vida y creador de arte con los 'trastos' de torear y con los pinceles, con los que plasma en el lienzo su visión del mundo que le rodea
Alicante
Rodeado de sus recuerdos, el maestro Luis Francisco Esplá nos recibe allá en su refugio, entre Aigües y Relleu, en su finca “La Taifa de Jorba”, en plena montaña alicantina, donde las plantas aromáticas como el romero, el tomillo, la lavanda, la manzanilla, o el cantueso aromatizan la existencia de un hombre poliédrico en el saber, filósofo de la vida y creador de arte con los ‘trastos’ de torear y con los pinceles, con los que plasma en el lienzo su visión del mundo que le rodea.
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Maestro ¿qué recuerdos tiene de la radio?
La radio para mi generación tenía una fascinación especial, era el medio entre el ser desconocido y el ser popular; todo se canalizaba a través de la radio. Recuerdo la primera visita que hice a una emisora en Alicante, ¡tenían incluso escenarios para dar las actuaciones en directo! Además, era un ente vivo. Ahora es mucho más abstracto, incluso hay locutores y gente famosa que tiene su laboratorio en casa. Entonces no; entonces las sesiones se hacían con público. Desde la fascinación del niño, la radio me parecía un mundo totalmente mágico.
Desde la fascinación del niño, la radio me parecía un mundo totalmente mágico
¿Qué ha representado en su edad adulta, desde sus facetas artísticas?
Mi padre me facilitó la familiarización con la radio a través de los personajes que la gestionaban, que eran todos los locutores que había en Alicante. Toda la gente de la radio eran amigos de mi padre. Antes de conocerla, para mí era de carne y hueso, no tenía ningún componente abstracto, como lo tiene ahora, donde no conozco a la mayoría de ellos y si los conozco es a través de otros medios.
Cuando accedo a la radio y entro en estudios con grabaciones, lo hago con mucha naturalidad, no tenía nada de artificial, era como una cosa muy familiar, porque yo ya había convivido con el individuo hacia años y teníamos una relación humana que iba más allá de la profesional. He vivido con mucha naturalidad todo eso. Quizás era una época en la que todos los artistas y todos los deportistas vivían con esa misma naturalidad la relación con la radio.
Ahora, vuelvo a insistir, es mucho más abstracta, más idealizada, que está arriba, con un poder. Ahora se percibe el poder de la radio. Entonces no te dabas cuenta del poder, de la capacidad que tenía aquello de comunicar. Cuando hablabas a través de la emisora, estabas con un señor allí, pero no pensabas nunca que aquello podía tener esa dimensión, aquella repercusión, y que transcendía y llegaba a tantos oídos. Ahora sí existe, o por lo menos yo tengo esa conciencia, y ha cambiado por completo mi concepto de la radio, pero a mí me parece un monstruo que hay que tratar con mucho cariño.
La radio me parece un monstruo que hay que tratar con mucho cariño.
¿Qué ha representado la radio en esos momentos de grandes triunfos?
Todo. Cuando empiezas eres un novillero que no tiene acceso al gran medio que es la televisión. Donde yo prospero es en la radio, Alicante sabe de mí a través de la radio, no de la televisión, incluso por encima de la prensa. Para entrar en el circuito de la prensa necesitabas venir con cierta inercia. La radio es la que se interesa por las pequeñas cosas de Alicante, las minucias, esos elementos que estaban creciendo en aquellos momentos y que conviven con la sociedad, pero otros medios obvian.
Ahora en los momentos que vivimos ¿echa en falta algo en la radio?
Yo sigo oyendo la radio bastante, no echo en falta nada. Lo que pasa es que ahora me parece un ente muy complicado, muy comprometido. Sobre todo tengo la sensación de ese ente abstracto; es decir, que cualquier locutor puede ser perfectamente sustituido sin que pase nada, ni que se conmuevan los cimientos de la radio. Era impensable hace unos años aquí -en Alicante y en las ciudades- quitar a ciertos elementos de la radio. Eran insustituibles. No cabía. Saber que quien domina es la radio y no los seres humanos que hay dentro a mí me inquieta bastante. Además, si vamos más allá, volvemos a que está expuesto a tintes, a que se contamine de ideologías y de cosas.
A mí me preocupa mucho la radio, le tengo mucho respeto; no, no me preocupa, le tengo mucho respeto, porque creo que tiene una fuerza que no ha tenido nunca como medio de comunicación.
¿Recuerda algún nombre especial de Radio Alicante?
Hombre, a Raúl Álvarez, con el que me divertía mucho, porque, además, su hijo, estudió conmigo en el Instituto Lope de Vega. Ahí nos juntábamos una panda que gamberreaba mucho. Su hijo se llevaba un transistor con el que escuchábamos la novela que hacia su padre y nos reíamos mucho. Yo le decía a su Raúl: “Desde luego, ¡hay que ver lo que pierdes! Con el miedo que das como crítico de toros y no sabes lo que nos cachondeamos cuando te oímos en la novela”. Raúl se cabreaba mucho conmigo cuando le decía eso.
Toda la gente, de verdad… La radio era una prolongación de la sociedad alicantina. También a Vicente Hipólito, por supuesto, Vicente es actual, de hace un cuarto de hora. Jamás he dicho no a una entrevista, siempre he procurado atender a los medios.
Yo le decía a su Raúl Álvarez: “Desde luego, ¡hay que ver lo que pierdes! Con el miedo que das como crítico de toros y no sabes lo que nos cachondeamos cuando te oímos en la novela”
Maestro, ¿toros y pintura?
Desde Arles, hace dos años, me planteé no volver a torear. En un principio, yo iba a Arles solo a decorar la plaza con motivo de su corrida goyesca, pero al final sucumbí y acepté. Pensé que, ya que formaba parte de todo aquello, sería bonito participar en la corrida y con un cartel en el que estaban Morante de la Puebla y Juan Bautista, este en su doble faceta de empresario y torero. Aquello fue una resurrección que me dio diez años de vida y, además, afortunadamente, salió todo muy bien.
¿Como artista de la pintura, cómo definiría su estilo?
Mi estilo pasa del expresionismo al fauvismo. Es una manera de pintar enormemente fuerte, con planteamientos a lo Gutiérrez Solana, pero en mi obra siempre está presente la luz del Mediterráneo. Ahora estoy muy metido en la pintura. Me paso horas enteras creando y dándole vueltas a mis pinturas.
He expuesto en varios países de Europa y América. En Alicante lo hice por primera vez en junio de 1990, en las vísperas de las Hogueras, en la ya desaparecida sala Montejano. No siempre pinto toros, aunque el mundo taurino esté en mi subconsciente.
En la actualidad, me encuentro inmerso en la exposición que realizaré en la ciudad francesa de Béziers con motivo del 50 aniversario de su feria taurina, que se inició en 1968. Estoy preparando una muestra de mis pinturas que conforman 20 obras inéditas sobre el mundo del toro y la tauromaquia. Además, he cerrado con el Ayuntamiento de esta ciudad francesa la creación del cartel anunciador de la feria de Béziers.
Mi estilo pasa del expresionismo al fauvismo. Es una manera de pintar enormemente fuerte, con planteamientos a lo Gutiérrez Solana, pero en mi obra siempre está presente la luz del Mediterráneo
¿Cuándo expondrá en España?
Ya he expuesto en diversas ciudades españolas y he realizado obras para anunciar en los carteles taurinos eventos de cierta relevancia. Pero exponer en España significa ser el torero que pinta y eso no es lo que busco. En Francia, por ejemplo, tienen otra mentalidad y el planteamiento de Béziers me ha gustado. Además, la temática de mi pintura es variada, no solo pinto temas taurinos, también lo hago sobre otras materias, como por ejemplo la caza, una de mis grandes pasiones.
El maestro Esplá tiene más de 30 años de alternativa en su haber y ha reaparecido en dos ocasiones: en la Corrida Goyesca de Arles (Francia) en septiembre de 2016 y en la alternativa de su hijo Alejandro en la Feria de Hogueras de Alicante el año 2010. En ambos casos toreó al lado de Morante de la Puebla.