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Palencia

El pasado viernes estaba con dos amigos y a modo de juego nos pusimos a apostar quien había recibido, sólo en las últimas 24 horas, más correos electrónicos sobre el embrollo ese de la protección de datos. Móvil en mano fuimos contando y no gané yo a pesar de alcanzar casi veinte entre los mensajes del trabajo y los personales.

Como habíamos hecho poco caso a estos correos casi ni nos habíamos fijado en quien nos los enviaba y nos estuvimos riendo un rato sobre las empresas que se habían puesto en contacto con nosotros y sobre qué tipo de datos podían almacenar acerca de nuestra vida.

Había de todo un poco. Desde una conocida marca de pizzas hasta un taller mecánico del polígono pasando por alguna otra empresa que se dedica a vender productos un tanto comprometidos y de la jurábamos no haber comprado nunca nada.

Bromas aparte, la aplicación de este nuevo reglamento sobre la protección de datos me recuerda a los tiempos de estudiante, cuando la noche anterior a un examen complicado nos la pasábamos en vela estudiando porque nos había pillado el toro. Y es que el reglamento entró en vigor en 2016 aunque era de obligado cumplimiento desde el pasado viernes. Total que habiendo tenido dos años enteros para prepararse, y prepararnos, lo hemos dejado todo para último momento y así salen las cosas.

Mucha gente se ha puesto nerviosa y muchas pequeñas, y muy pequeñas, empresas temiendo alguna denuncia o sanción se han lanzado a mandar el último día correos electrónicos copiando otros de las grandes multinacionales porque no tenían tiempo de averiguar a lo que realmente estaban obligados. Y resulta que en la mayor parte de los casos esta preocupación y la avalancha de correos resulta innecesaria.

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Aunque no sé casi nada de este tema, estoy seguro que esta nueva normativa sobre la protección de datos es para bien y que está pensada para proteger la intimidad de las personas y para que no se aproveche nadie de nuestra información y que nos da más derechos...; Sin embargo tengo muchas dudas de que algo vaya a cambiar.

En primer lugar porque los ciudadanos no estamos preparados, ni nadie nos ha querido preparar para ello. Bajo el asunto de "Nos preocupa tu privacidad" que se nos dice en los correos electrónicos casi nadie se lee las condiciones legales y enseguida damos en ACEPTAR para poder seguir utilizando las aplicaciones, no vaya a ser que me borren de algo y tenga que volver a instalarlo.

Por una parte decimos que nos importa mucho nuestra privacidad pero por otra exponemos más que nunca nuestra intimidad y nuestros datos personales, curiosa paradoja.

En definitiva creo que debiéramos estar mucho más informados para realmente aprovechar esta oportunidad que desde este viernes tenemos y no conformarnos con las migajas.

Es triste pero yo me conformaría con que dejen de llamarme, a casa o al móvil, empresas de telefonía o de energía para venderme sus productos insistentemente y cuando les pregunto cómo han conseguido mis datos nunca me contestan. Es pedir poco pero puede que ni eso.